SOBRE EL EXISTENCIALISMO


Juan Rojo Moreno

Paul Foulquié escribió un libro El existencialismo que aporta ideas interesantes sobre esta corriente, sin entrar en alargarse sobre los autores que la proponen, Kierkegaard, Jaspers, Heidegger, Sartre o Husserl, entre otros, pero nos introduce de forma interesante y va a ser nuestra referencia[1].

Repasa las ideas, entre otras, del existencialismo teológico, el conceptualista, el fenomenológico, el ateo o el cristiano.

Entre los distintos autores aparece la discusión de si son esencialistas, es decir como Platón, siendo lo esencial la naturaleza humana, las ideas, que fundamenta el funcionamiento humano. Por otra parte, en los que se denominan existencialistas, (ex =fuera, sistere = estar situados) es la elección de ser- en el mundo y estar-en el mundo lo que determina el sentido humano.

Considera que Santo Tomás es esencialista pues para él vivir moralmente consiste en realizar la esencia del hombre. Claro que siempre va a quedar sin resolver ¿Cuál es la esencia del hombre? Su naturaleza. Decir con Santo Tomás que al crearnos Dios nos obliga a conformarnos a nuestra naturaleza, sigue sin definir cuál es esa naturaleza.

La moral laica, sin Dios, también sigue siendo esencialista. La razón, en este caso debe reemplazar ventajosamente a la voluntad de Dios, pero sigue siendo esencialista pues -indica Foulquié- se figura a un tipo humano que se propone a todos como modelo y hacia el que todos deben tender.

El idealismo, esencialismo, llega en la modernidad al máximo con Hegel: “no hay más realidad que la idea”.

Ciertamente el desarrollo de las ideas y de la comprensión del mundo mediante estas, fueron grandes aportaciones, pero a la hora de la verdad el ser humano sigue siendo un bárbaro que resuelve sus problemas sin la dialéctica de Hegel sino más bien, en el siglo XX, con la Gran Guerra y luego con la Segunda Guerra Mundial (y en el XXI con la guerra de Dáesh y la invasión de Ucrania por la Rusia de Putin…) por poner algunos ejemplos.

Tras la Segunda Guerra Mundial al observar hasta qué punto mueven las ideas al mundo, y su ineficacia, lleva a Husserl a plantear la Fenomenología. El fenómeno que se vive es lo real, Si veo un gato y no es cierto (verdadero) pues es una alucinación esto no quita que para el sujeto sea real.

Husserl plantea la realidad del fenómeno y que lo único cierto que tenemos es que somos conscientes. La conciencia es el núcleo de la realidad: “la conciencia es siempre la conciencia de algo” repetía Husserl. Y, señala Foulquié, tampoco Husserl admite el “yo pienso luego soy” de Descartes (Je pense, donc je suis) (luego se tradujo como cogito ergo sum). Para Husserl no es ego cogito sino ego cogito cogitatum, el objeto pensado es tan inmediato como el hecho del pensamiento.

En este sentido también Mario Lipsitz señala: para Husserl, «cogito» es «ego cogito cogitatum de modo tal que cogitatio es la intencionalidad, el hacer ver en el que es visto todo lo que puede ser visto”.[2]

El iniciador del existencialismo -señala Foulquié- fue Kierkegaard. Un hombre desagradable, con voz chillona, al que lo aguantaban pocas personas, con defectos físicos, burlón, cáustico y muy susceptible ante cualquier crítica.

El existencialismo desde Heidegger y Sartre fue influido muy significativamente por Husserl, y en definitiva el núcleo central es que Yo (mi consciencia) es la que da sentido al mundo. Un coche, si no hay nadie en el planeta no será “un coche”, sino que solo tal será cuando una persona lo vea o sepa que está ahí. Somos pues seres-para, lo cual quiere decir que además del ser-en-el mundo (Heidegger, Jaspers) no es posible este ser-en el mundo si no hay un mundo y otras personas. Somos seres-para los otros y para el mundo. Los otros y el mundo adquieren significado por mí.

Las piedras son, pero no existen al margen del acto mental, que es el único que puede hacerlas sentir.  En cierto modo Ortega y Gasset también dice que las cosas son prágmatas (utilidades), pero para que sean útiles han de ser algo-para mí. Luego yo soy quien les da utilidad y ser a las cosas.

En efecto, indica Foulquié, La existencia no es un estado sino un acto, el paso mismo de la posibilidad a la realidad.  Y el prójimo es el mediador indispensable para llegar a la autentica conciencia de uno mismo.

Cuando el mundo es para-mí, es cuando recibe su significado. El mundo bruto no viene a la existencia más que por mi conciencia. M. Merleau-Ponty también lo explica muy bien: “Mi existencia no procede de mis antecedentes, de mi entorno físico y social, sino que va hacia ellos y los sostiene. Los puntos de vista científicos según los cuales yo soy un momento del mundo, son siempre ingenuos e hipócritas, porque sobreentienden, sin decirlo, esta otra perspectiva, la de la conciencia, por la cual primero un mundo se dispone alrededor de mí y comienza a existir para mí.”[3]

De igual manera diferentes existencialistas opinan en este sentido de que el único mundo que existe para mí es el de mi conciencia. Entre ellos Heidegger “Yo soy el ser por medio del cual «hay» ser”, y sigue este autor insistiendo en que los objetos no son más que instrumentos y si no tienen ninguna relación con nuestro proyecto, entonces, permanecen en estado de existentes brutos: para nosotros son como si no existieran y en realidad no existen ya. También para Sartre “el nacimiento del para-sí —es decir de la conciencia— es lo que hace que haya un mundo”[4] .

Luego están “los otros” que tienen un para-sí que se representan el mundo a su manera y para ellos yo soy también un medio o instrumento.

Como señala Jaspers: El ser “existente” del yo nunca es de antemano en tal aislamiento él mismo, sino solo con el otro.[5] Aunque como indica Garcin (el activista político de Huis-clos)[6] en relación con el infierno: “el azufre, la hoguera, la parrilla ¿qué bobada? No hay necesidad de parrilla: el infierno es los otros”.

Seamos más optimistas o pesimistas en relación con el otro (la historia nos dice mucho de esa relación) como señala Jaspers “que soy yo mismo nunca me es más seguro que cuando estoy en plena disposición para el otro, de suerte que yo llego a ser mí mismo por el hecho de que en la reveladora contienda también el Otro llega a ser sí mismo”.

Con otras palabras, lo dice Sartre (ibid.): La realidad humana es deseo-de-ser-en-sí [uno mismo] en tanto que para-sí [a través del otro].

Y terminamos con Gabriel Marcel: me descubro a mí mismo por mediación del otro, pero no, ciertamente, del otro conocido en el modo impersonal del “él”, sino en el modo personal del “tú”. Gabriel Marcel es uno de los principales promotores de la psicología “en segunda persona”.

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El existencialismo se centra en cómo somos o estamos en el mundo, en la relación con los otros y con los más cercanos o “tús”, esto exige una sociedad y una individualidad. Si miramos a la historia la relación no ha sido muy buena en el respeto de los otros, y menos aún con los más débiles. No necesitamos irnos a las guerras de la edad media o posteriores, ahora mismo vemos masacrados los otros y muchas veces los “tus” por Rusia en Ucrania y en otros lugares. No obstante, no nos queda otra que estar de acuerdo con Gabriel Marcel cuando dice “no estoy lejos de creer que la esperanza es para el alma lo que la respiración es para el ser viviente”.[7]

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[1] Paul Foulquié. El existencialismo. Oikos-tau ediciones, Barcelona,1973.

[2] Mario Lipsitz. Vida y subjetividad: Los Descartes de Michel Henry. Tópicos n.14 Santa Fe ene./dic. 2006. versión impresa ISSN 1666-485Xversión On-line ISSN 1668-723X

[3] M. Merleau -Ponty. Phénoménologie de la perception. Gallimard, 1945

[4] Sartre, Jean-Paul. El Ser y la Nada, Buenos Aires, Losada, 1998 (primera edición 1943)

[5] Karl Jaspers. Filosofía, tomo I. Ediciones de la Universidad de Puerto Rico. Revista de Occidente, Madrid, 1959

[6] A puerta cerrada (Huis clos) https://es.wikipedia.org/wiki/A_puerta_cerrada_(obra)   es una obra de teatro existencialista​ de Jean-Paul Sartre que se estrenó en París en el teatro del Vieux-Colombier en mayo de 1944

[7] Gabriel Marcel. Homo Viator. Sígueme 2005 (en PDF: https://circulosemiotico.files.wordpress.com/2018/07/gabriel-marcel-homo-viator.pdf  y también http://textosfil.blogspot.com/2013/03/homo-viator-yo-y-el-otro.html

Acerca de juanrojomoreno

Profesor Titular de Psiquiatría Universidad de Valencia
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