PSICOSIS. DELIRIOS, ALUCINACIONES, PARANOIA, SECTAS Y ESTIGMA


 (Prefacio, Prólogo, Programa ¿Qué me pasa doctor? e Índice)

Dr. Juan Rojo Moreno.

Editorial Pirámide (2018)

PREFACIO

         El delirio es una de las complicaciones médicas más frecuentes en personas hospitalizadas y en la vida común no es una enfermedad rara. Puede aparecer tanto relacionado con enfermedades psíquicas como con enfermedades somáticas (Alzheimer, infecciones, intoxicaciones, etc.).

Cuando una persona sana se plantea que puede padecer una depresión o un trastorno de ansiedad o cuando ve a familiares o amigos con estas enfermedades hay cierta empatía con los síntomas. La ansiedad es entendida, erróneamente, como un fallo en el control y  la idea que subyace es “si me controlo bien no tendré ansiedad”, pero entendemos que todos tenemos algún día con mayor o menor nerviosismo ante diversas circunstancias. Algo parecido ocurre con la depresión, considerada equivocadamente un trastorno de la “voluntad”. La idea que subyace es que con voluntad se pueden superar las malas etapas aunque, cierto, siempre hay momentos y días que estoy más o  menos triste o apesadumbrado. Los síntomas que padecen los trastornos de ansiedad y depresión se denominan homónimos que quiere decir que una persona sana puede sentir que los vivencia algo: puede sentirse triste como el depresivo o nervioso como el ansioso. Algo muy distinto ocurre cuando hablamos de delirios y de pacientes psicóticos: esto parece que está fuera de mi rango vivencial. El psicótico, el delirante, es considerado más como una persona con vivencias extrañas, a veces como un “loco” que es apoderado por sus delirios y cuya conducta no es fiable. Por esto se dice que sus síntomas son heterónimos. Nadie sano tiene “un poco” de delirio de envenenamiento o de delirio de persecución o un poco de delirio de Capgras en el que se está seguro que han sustituido a los padres por sosias.

En anteriores obras ya tratamos la depresión y la ansiedad en un lenguaje accesible para cualquier persona que esté interesada en estos asuntos y por supuesto para profesionales de psicología y de las ciencias de la educación y de la salud.[1] En esta ocasión hemos querido acercarnos a explicar desde esta perspectiva los delirios y las psicosis. Un amigo sin formación en ciencias de la salud que había leído las obras anteriores cuando le expliqué que tenía el propósito de escribir ésta me comentó que “eso era otra cosa”.  ¿Por qué es otra cosa? Me quedé meditando. Si, cierto, no es lo mismo decir que tu hijo, tu mujer o tu marido tiene depresión o ansiedad que decir que tiene una psicosis, una esquizofrenia o un trastorno delirante. El estigma de las enfermedades psíquicas abarca muchas categorías pero desde luego los psicóticos son una de las principales. Y no es fácil cambiar esto: como dijo A. Einstein: “¡triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”.

Por supuesto que hemos tratado en este libro la historia y cómo empiezan y evolucionan los delirios, las alucinaciones y la concepción antigua del “loco”, pero también hemos querido acercarnos al problema de las sectas, del estigma, y del sufrimiento no solo de los pacientes sino también de los familiares que han de cuidar y convivir con ellos cuando la enfermedad se hace crónica, y de los psiquiatras que han de tratar estas enfermedades.

El problema de los medios de comunicación es también importante. Cuántas veces vemos que ante un hecho inexplicable realizado por una persona (que estrella un avión voluntariamente, realiza una matanza en un colegio, etc.) lo primero que se plantea en los medios de comunicación es que ha de tratarse de un enfermo mental: lo que no podemos explicar de forma razonada ha de ser por la enfermedad psíquica que lo justifica. Justifica el acto pero a su vez lo carga de especial dramatismo, como señaló Peter Marzuk (1996): “de alguna manera es más tranquilizador saber que alguien fue asesinado a balazos en el robo a una tienda de comestibles que apuñalado hasta la muerte por un enfermo mental”.

Como ya escribí en otro lugar: “dejemos a los enfermos psíquicos en paz, que bastante tienen con su enfermedad, con el esfuerzo de curarse y con el sufrimiento de padecerla. No los mezclemos con todos estos majaderetas que lo único que consiguen, cuando los medios de comunicación los equiparan a los enfermos psíquicos, es degradar a estos últimos a niveles que no les corresponde”.

El enfermo psicótico, delirante, como un ser humano enfermo es, como cualquier otro, un paciente sufriente y comprender esta enfermedad es el primer paso que todos tenemos que hacer para así no asumirla como extraña y alejada de la persona. Esto subyace en el fondo del este libro: aumentar la información como fundamento del acrecimiento formativo y cultural que supone, como señaló S. Pufendorf, superar nuestro barbarismo original.

Para terminar, muchas personas, amigos y compañeros me han apoyado para que siguiera con este proyecto de acercar  en un lenguaje comprensible el mundo psicótico y delirante, pero especialmente quiero agradecer la revisión y correcciones del texto que han realizado Maria Adela Rojo, el psiquiatra Miguel Hernández Viadel, la Profesora M.L García Merita (que realiza el prólogo de ésta obra) y la Psiquiatra C. Valdemoro, que además de dar ideas y corregir errores, siendo mi mujer, me ha apoyado continuamente en todos los proyectos que he realizado.

Escribir un libro al mismo tiempo que se realiza un trabajo asistencial y universitario docente y de investigación supone muchas horas que le privas a la familia que siempre ha constituido mi constelación vital: Carlota mi mujer y mis hijos Miguel y Carlota.

Juan Rojo

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PRÓLOGO

El tema de la locura es algo que ha interesado, inquietado, asustado y desasosegado a mucha gente. Aunque es un término que está en desuso entre los profesionales de la salud, no ha dejado de utilizarse en el lenguaje vulgar o coloquial. Cuando oímos hablar de locura con gran probabilidad estamos escuchando algo que tiene que ver con psicóticos, delirantes y esquizofrénicos. Por ello, considero que el título de esta obra del Dr. Juan Rojo Moreno es muy apropiado para lo que pretende conseguir.

Aunque está escrito, fundamentalmente, para profesionales de la salud, Rojo lo hace en un lenguaje accesible para cualquier persona que esté interesada en estos asuntos. Baste mirar el índice de este libro para entender a qué me estoy refiriendo. Pero no nos llevemos a engaño: en absoluto es un libro solo de divulgación, muy al contrario, los profesionales de la salud pueden encontrar en sus páginas acertadas explicaciones científicas de los intrincados temas que aborda su autor.

Juan Rojo es Profesor Titular de Psiquiatría en la Universidad de Valencia desde 1986. Procede de una saga de grandes psiquiatras, cuya raíz es centro-europea. A través de su padre y principal maestro, el Profesor Miguel Rojo Sierra y de los maestros de este, sus raíces ascienden hasta grandes figuras de la psiquiatría, como Kleist, Bumke y Bonhoefer. Se ha formado en el saber de la Antropología Psiquiátrica de Binswanger y sus conocimientos en Filosofía y Psicología son patentes. Su concepción de la psiquiatría es holística. A través de sus publicaciones, tanto de orden biológico como fenomenológico, podemos ver como su interés es siempre integrativo. También hace incursiones al campo de la Física y de la Cibernética. Podría decir que Juan Rojo es un humanista del siglo XXI, pero me quedaría corta con esa definición, pues ante todo es un gran ser humano. Le caracteriza una gran autenticidad personal y su entrega frente al ser humano que sufre en esa especial relación médico-enfermo que él defiende. Esta dedicación es manifiesta en su larga trayectoria profesional ya que, junto a la docencia y la investigación, ejerce su actividad clínica psiquiátrica desde hace más de 30 años.

El Dr. Rojo dedica un primer capítulo a la historia de la enfermedad mental. Pero no lo hace como es lo habitual en los compendios de psiquiatría, sino que presenta una cara de esa historia que resulta altamente interesante y clarificadora. No se queda constreñido a la concepción europea, sino que también nos va a desentrañar como se veía esa locura en el antiguo Egipto, en India, en China o en la cultura judaica de la que somos en parte herederos. Para, poco a poco, ir desplegándose desde la antigua Grecia pasando por la cultura romana, hasta el retroceso que supuso la Edad Media (con notables excepciones como Tomas de Aquino), la llegada al Renacimiento y por fin a la actualidad.

Un segundo capítulo está dedicado a los Delirios. Se centra en aquellos que no están relacionados con enfermedades infecciosas o metabólicas, sino que aparecen en las enfermedades mentales. Utilizando sus propias palabras: “la palabra delirio proviene del término latino de-lirare que significa salir del surco cuando se labra la tierra. Ha tenido fundamentalmente dos derivas: una popular que hace referencia a que la persona dice cosas raras o es un extravagante o no se ajusta a lo que se considera verdadero o adecuado; y otra en psiquiatría y en medicina que hace referencia a una enfermedad”. Presenta aquí los tipos de delirios más frecuentes, de forma muy amena y plagada de ejemplos que el autor ha vivido en primera persona en su dilatada trayectoria como Psiquiatra.

En el capítulo tercero, explica como comienzan y evolucionan los delirios. Nuevamente en este apartado nos parece muy interesante la multitud de ejemplos con que nos clarifica este intrincado mundo que representan los Delirios.

Me gustaría destacar que el profesor Rojo no se queda adherido a la moda de los sistemas clasificatorios, moda que hace que si una enfermedad no está incluida en estos sistemas clasificatorios, no existe. Tal es el caso de las psicosis cicloides y los bouffées delirantes, con un mejor pronóstico que las esquizofrenias, y que, en el mejor de los casos, si es que no se han confundido con estas, los que las padecen sean clasificados de una manera marginal como otros trastornos de forma que el paciente quede marginado a recibir unos tratamientos poco adecuados. El autor hace mucho hincapié en lo importante que es un diagnóstico certero. Insiste en que para ello es necesario un profundo conocimiento de la psicopatología y contar con el tiempo suficiente de dedicación al paciente. Desgraciadamente ambas cosas son cada vez menos comunes en nuestros días.

Dedica el capítulo cuarto al estudio de la Personalidad Paranoide analizando Los grupos de contagio paranoide, los movimientos mesiánicos, las sectas y el lavado de cerebro.

Dice Juan Rojo que vivimos en un mundo que tiende, globalmente, a la paranoia y que, aunque se defiende de las sectas, no se da cuenta que en pleno siglo XXI tiene una tendencia global sectaria. Explicando, a continuación, los motivos en que se basa para hacer esta afirmación tan categórica.

No es demasiado frecuente el acercamiento que hace el autor al estudio de la Personalidad Paranoide. Normalmente los manuales de psiquiatría dedican más espacio a la Paranoia y a la Esquizofrenia Paranoide, mencionando muy de pasada la personalidad paranoide.

Diferencia el autor entre una cierta tendencia personal o rasgo temperamental paranoide, y la creación de un estado que facilita una actitud paranoide. Es en este segundo punto donde se va a extender más y de forma muy amena y documentada situará los aspectos más importantes de lo que él llama grupos de contagio paranoide, movimientos mesiánicos y sectas. Por último, en este capítulo dedica un apartado al Lavado de Cerebro. Nuevamente, nos sorprende gratamente la forma de abordar este importante aspecto tan olvidado en los manuales de psiquiatría y psicología. Subraya como las sectas y demás grupos mesiánicos realizan estas técnicas de una manera encubierta.

Termina este capítulo haciendo una incursión al mundo de la psicopatía, ya que defiende que el resultado extraño que aparece en los casos paranoides y sectarios ocurre porque se juntan, y en cierto modo friccionan, dos tendencias básicas del ser humano: La Tendencia Paranoide que proviene de la desconfianza existente aún entre nosotros y la Tendencia Psicopática que proviene de nuestro deseo primario de que los demás (y el mundo) se adapte a nuestras necesidades. Por ello presenta una introducción al modelo de desadaptación psicopático para terminar hablando de los denominados Grupos Paranoides Psicopatizados, que se comportan de forma muy distinta, tanto sean los pequeños grupos como los grandes grupos, a como lo hacen los individuos paranoides y/o psicópatas.

Puede percibirse en este capítulo la formación multidisciplinar de Juan Rojo ya que se atreve a presentar una serie de preguntas que se hace y contesta sobre la evolución humana con sus posibles caminos: bien por medio de la ingeniería biológica, la ingeniería ciborg o mediante la ingeniería de seres no orgánicos.  Termina el capítulo con unos sobrecogedores interrogantes: ¿es posible el salto del Homo a un tecno-humano, a un ciber-humano sin sistema creencial? ¿O solo lo será virtualmente engañado como el ejemplo Matrix? Porque si todos vamos a estar potenciados, si todos vamos a estar conectados a big-data y desaparecidos de nuestra mismidad ¿seremos todos iguales? o ¿la matriz de datos hará diferencias? Si la matriz de datos va a ser la estructura creencial ¿el ser humano sin conciencia dejará que haya niveles o se rebelará? Pero si se rebela ya tendrá conciencia. ¿Será entonces un paranoico?

El capítulo quinto está dedicado a las Alucinaciones. Las conceptualiza, explica lo que son, sus características, su historia y sus causas. Se remonta a la antigua Grecia y hace una revisión de acercamiento antropológico y cultural para estudiarlas. De hecho, afirma que el ser humano es neuro-cultural.

Dedica todo un apartado a describir las alteraciones perceptivas que aparecen en personas sanas y no son alucinaciones, aquellas otras que aparecen en pacientes psicóticos y tras el consumo de drogas y no son alucinaciones, describe las pseudoalucinaciones, ya muy patológicas, para terminar por fin con el estudio de las alucinaciones propiamente dichas. Nuevamente este capítulo está plagado de ejemplos extraídos de casos reales que el autor ha tratado personalmente. Que, insisto, hace que la lectura de este libro sea muy amena y clarificadora.

El capítulo sexto está dedicado a las Esquizofrenias y a la Psicosis Maniaca. Realiza, en primer lugar, una revisión histórica del vocablo de forma similar a como lo hacen casi todos los tratados de psiquiatría para luego volver a poner su impronta antropológico-cultural también en este tema. En este intento de conceptualización, de conocer las relaciones con la genética, la biología, la bioquímica…. termina afirmando con contundencia, ante las pocas respuestas que tenemos sobre este desconocido mal: Es más beneficioso tratar lo que sabemos que no acabamos de saber, que no tratar lo que es, aunque no sepamos exactamente qué es. Todo esto puede parecer un galimatías de palabras, pero de ellas deriva, a mi parecer, una de las verdades de la ciencia del ser humano: nos sentimos obligados a avanzar desde una incertidumbre que debemos asumir, ordenar e intentar esclarecer.

Esto tiene sus riesgos, pero en la otra orilla está cubrirnos de la certeza por ignorancia o, lo que es peor, simplemente por comodidad o interés.

Dedica a continuación un epígrafe a hablar sobre la posible cura de la esquizofrenia y sobre la supuesta peligrosidad de los esquizofrénicos. Para este último punto que tanta controversia social conlleva en infinidad de ocasiones, y que hace que muy frecuentemente estos enfermos sean marginados y temidos, tiene una contestación documentada que resume en esta frase: “Tras 33 años de trabajo nunca he sido agredido por un paciente psicótico ni, evidentemente, esquizofrénico. Realmente ni siquiera he sido amenazado por estos pacientes. La única vez que me agredió un paciente, recién terminada la especialización en psiquiatría, fue en urgencias hospitalarias y el enfermo estaba en un estado confuso debido a un cuadro infeccioso.

Con estos antecedentes, y pasando consulta diariamente durante tantos años, he de responder claramente que el paciente esquizofrénico no es violento ni peligroso.”

Habla a continuación de los tratamientos de la esquizofrenia, para ello repasa de una manera ágil y amena las diferentes estrategias terapéuticas, tanto médicas como psicológicas y sociales. Defiende, tras su revisión, que debemos plantearnos el tratamiento del paciente psicótico no solo en base a sus síntomas, síndrome, trastorno y familia, sino teniendo en cuenta que todo está enraizado en la individualidad del sujeto. Sin conocer bien cómo se ha desarrollado esa individualidad y, cuando mejora de los síntomas, sin actuar también sobre la individualidad de su estructura vital, solo tendremos acceso a una parte de la enfermedad, de los síntomas, del síndrome, pero no a al ser humano enfermo. Hay que tener en cuenta el enraizamiento de la enfermedad individual según los aspectos histórico-culturales, y así el tratamiento estará también incardinado con el enfermo singular. En esta postura da importancia y describe brevemente el papel de los Psicólogos Clínicos, los Trabajadores Sociales y la Enfermería Psiquiátrica, en el tratamiento de estos enfermos.

En un apartado describe los diferentes tipos de esquizofrenia o, mejor dicho, a las diferentes formas predominantes de aparición de la misma. No por ello deja de mencionar otras formas de clasificación al uso. A continuación, se introduce en el tema de la Psicosis Maniaca (Manía unipolar o fase exaltada del trastorno bipolar). Considera el autor que para entender al paciente maniaco es necesario partir de dos conceptos fundamentales: el de Vitalidad y el de tiempo vivenciado. Para su explicación va a recurrir al esquema desarrollado por su padre y maestro Miguel Rojo Sierra, aportando para su comprensión un caso clínico.

Vuelve al final de este capítulo a mostrar su gusto por contar al lector aspectos antropológicos, culturales, sociales o literarios que, como ya he señalado, hacen a este libro totalmente distinto al resto de manuales de psiquiatría. Así, nos cuenta el estudio del Dr. Alonso Fernández acerca de la patología manifestada por el Hidalgo Alonso Quijano transformado en Don Quijote. No sin aportar a este estudio sus comentarios y ampliaciones.

El capítulo siete está dedicado a describir los prejuicios y estigmatización de los pacientes psicóticos. Presenta Juan Rojo sus opiniones bien argumentadas y hace un llamamiento a la buena praxis. Termina el capítulo hablando de la inmigración y sus posibles consecuencias para la salud mental y las dificultades con las que los profesionales de la salud se encuentran a la hora de atender a estos pacientes.

Por último, el capítulo ocho se titula Enfermedad Mental y Sufrimiento. Justifica el Dr. Rojo la inclusión de un capítulo entero dedicado a este tema, dada la ausencia de su estudio en los manuales de psiquiatría. Es necesario, opina, hacer una referencia explícita a esta importante realidad del sufrimiento en la enfermedad mental. Lo esquematiza en tres apartados que vienen marcados por las características de Marginación, Aislamiento, y Desregulación. Pero no se queda solo en el sufrimiento del enfermo, sino que también analiza el sufrimiento de la familia y del propio psiquiatra.

Son muy acertadas sus palabras cuando señala que el psiquiatra (yo diría que también el psicólogo) tiene que conseguir un equilibrio entre una serie de aspectos. Debe sentir empatía con la crisis personal e histórica del paciente, pero sin sentirse inundado por la misma. Ser consciente de que aplicamos esquemas científicos y técnicos sobre enfermedades, pero no podemos garantizar los resultados.  No obstante, a pesar de lo dicho, el contacto continuo con las crisis vivenciales de los pacientes nos pone a prueba constantemente sobre nuestras propias crisis personales.  Por otra parte, insiste Rojo, si hacemos una negación de esto, entonces, nos hacemos fríos y distantes con el paciente y tendemos a cosificarlo, pero si por el contrario lo  exageramos, entonces nos angustiamos excesivamente en la relación médico-paciente.

En conclusión, estamos ante un libro de psiquiatría que aporta infinidad de aspectos y matices que no podemos encontrar en otros manuales. Su redacción está plagada de ejemplos reales que hacen más comprensibles los complicados temas que aquí se abordan, facilitando su lectura, especialmente, a aquellas personas que no sean profesionales de la salud mental. A través de sus páginas puede detectarse como Juan Rojo, no solo desmenuza con fluidez sus conocimientos psiquiátricos, sino que expone de manera viva aquello que él considera fundamental para todo psiquiatra (o psicólogo) que pretenda la curación de la enfermedad mental, especialmente cuando se trata del tipo de psicosis que se analizan en este libro. Porque, como constantemente insiste su autor, la curación no puede referirse solo a la eliminación de los síntomas, sino que también debemos tener presente la repercusión afectiva que está teniendo dicha enfermedad sobre el paciente e, incluso, la que en un futuro puede suponerle. Rojo se ha puesto muchas veces frente a la durísima prueba de enfrentarse con uno mismo, con nuestras inseguridades, con nuestros miedos… en ese especial tipo de relación con el ser humano que sufre y que es donde se forja el verdadero espíritu de un psicoterapeuta.

Marisa García Merita

 Catedrática Emérita de Psicopatología de la Universidad de Valencia

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PROGRAMA ¿QUÉ ME PASA DOCTOR?

         En este programa en el que el Dr. Bartolomé Bertrán desde hace años realiza el esfuerzo de generar una medicina comprensible y accesible tanto para todos los profesionales de las ciencias de la salud, que no podemos estar al día en todos los campos, como para personas que no están dedicadas profesionalmente a la salud pero sí significativamente interesadas en este universo, en este caso mediante el titulo PSICOSIS en el siguiente vídeo del programa (Link AQUÍ) nos introducimos en esta enfermedad de los delirios, alucinaciones, estigma…

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ÍNDICE

  1. La locura, los locos. 23

1.1.         La enfermedad mental en la antigüedad. 24

1.2.         La enfermedad mental en la Edad Media. 27

1.3.         El avance a «medio gas» de la psiquiatría en los siglos xv-xvi (Renacimiento) y xvii-xviii. 28

1.4.         Por fin el siglo xix (y el xx). 31

  1. Los delirios. 35

2.1.         Tipos de delirios más frecuentes. 36

2.1.1.      Delirio autorreferente, de significación alusiva, de persecución, de control. 36

2.1.2.      Delirio de grandeza (megalomanía). 39

2.1.3.      Delirios sexuales pasionales. 40

2.1.3.1.  Delirio celotípico. 40

2.1.3.2.  Delirio erotomaníaco. 42

2.1.4.      Delirios somáticos, nihilista y delirio licantrópico. 43

2.1.4.1.  Delirios somáticos. 43

2.1.4.2.  El delirio nihilista o de muerte o síndrome de Cotard. 45

2.1.4.3.  El delirio licantrópico. 47

2.1.5.      Delirio de ruina y de culpa. 49

2.1.6.      Delirio de sosias o de Capgras. 51

2.2.         La locura masturbatoria. 53

  1. Cómo comienzan y evolucionan los delirios. 59

3.1.         El temple o trema delirante. 59

3.2.         Psicosis agudas. 60

3.3.         Evolución de los delirios. 67

  1. La personalidad paranoide. Los grupos de contagio paranoide, movimientos mesiánicos y sectas. Lavado de cerebro. Sociedad y paranoia. 75

4.1.         La personalidad paranoide. 77 9

4.2.         Los grupos de contagio paranoide. Movimientos mesiánicos y sectas . 79

4.3.         El lavado de cerebro. 80

4.4.         Sociedad y paranoia. 83

4.4.1.      El modelo de desadaptación psicopática. 84

4.4.2.      Las dos esferas de los grupos paranoides Psicopatizados (GPP). 86

4.4.2.1.  El pequeño grupo paranoide psicopatizado (PGPP). 86

4.4.2.2.  Los grandes grupos paranoides Psicopatizados (GGPP). 87

4.5.         Evolución humana como ciberhumanos o tecnohumanos. ¿Existirá la paranoia?                                                                                                                                                      pág. 88

  1. Las alucinaciones. Si veo cosas que no hay, ¿tengo alucinaciones? 93

5.1.         Qué son las alucinaciones. Las «alucinaciones» en el ser humano no enfermo. La aparición de la conciencia reflexiva crítica. 93

5.2.         Algunas alteraciones perceptivas que aparecen en sujetos sanos y no son alucinaciones. 101

5.2.1.      La imagen eidética. 101

5.2.2.      La imagen alucinoide o alucinoidia. 102

5.3.         Algunas alteraciones perceptivas que aparecen en pacientes psicóticos tras el consumo de drogas y no son alucinaciones. 102

5.3.1.      Distorsiones formales perceptivas. 102

5.3.2.      Escisiones perceptivas. 103

5.4.         Las pseudoalucinaciones. 104

5.5.         Las alucinaciones. 105

5.5.1.      Las alucinaciones auditivas. 106

5.5.2.      Las alucinaciones visuales. 107

5.5.3.      Las alucinaciones cenestésicas. 108

5.5.4.      Las alucinaciones cinestésicas. 108

5.5.5.      Las alucinaciones funcionales. 108

5.5.6.      Las alucinaciones mixtas. 109

  1. Las esquizofrenias y la psicosis maníaca. 113

6.1.         ¿Qué es la esquizofrenia y cuándo apareció? 114

6.2.         ¿Por qué se habla de las esquizofrenias en plural? 118

6.3.         Detección del inicio de la psicosis. ¿De la psicosis vengo, a la psicosis voy? 122

6.3.1.      De la psicosis vengo. 122

6.3.2.      A la psicosis voy. 124

6.4.         ¿Se cura la esquizofrenia? ¿Son peligrosos los esquizofrénicos? Diferencia entre peligrosidad y riesgo. 126

6.4.1.      ¿Son peligrosos los esquizofrénicos?. 128

6.4.2.      Diferencia entre peligrosidad y riesgo. 131

6.5.         Tratamientos de la esquizofrenia. 133

6.5.1.      Tratamientos acompañantes y/o alternativos. 137

6.5.1.1.  Tratamiento psicosocial. 135

6.5.1.2.  Otros tratamientos. 142

6.5.2.      Tratamientos intramusculares de larga duración (de depósito). 144

6.5.3.      El paciente psicótico y su tratamiento. 146

6.5.3.1.  Una perspectiva individual. Tratamiento teniendo en cuenta la historicidad y cultura del paciente.146

6.5.4.      El papel del psicólogo clínico, enfermería psiquiátrica y trabajador social en el tratamiento. 153

6.5.4.1.  Psicología clínica. 153

6.5.4.2.  Enfermería psiquiátrica. 154

6.5.4.3.  Trabajo social. 155

6.6.         Resumen de los distintos tipos clínicos de esquizofrenia. 158

6.6.1.      Esquizofrenia simple. 159

6.6.2.      Esquizofrenia hebefrénica (predomina trastorno afectividad).159

6.6.3.      Esquizofrenia catatónica (predomina trastorno psicomotricidad).159

6.6.4.      Esquizofrenia paranoide. 161

6.6.5.      Otros conceptos clasificatorios. 162

6.6.5.1.  Esquizofrenia tipos I, II, trastorno esquizofreniforme y formas paranucleares. 162

6.6.5.2.  Trastorno esquizoafectivo. 163

6.7.         La psicosis maníaca (manía unipolar o fase exaltada del trastorno bipolar). 164

6.7.1.      Un caso clínico. 165

6.7.2.      Síntomas. 166

6.7.2.1.  Sentimientos somato-sensoriales. 166

6.7.2.2.  Sentimientos psicovitales. 167

6.7.2.3.  Percepción, memoria, pensamiento. 167

6.7.2.4.  Conciencia, motórica, expresión. 168

6.7.3.      El mundo del maníaco. Análisis antropológico-existencial. 170

6.7.4.      Don Quijote, ¿un psicótico maníaco?. 171

6.7.4.1.  Los maníacos Quijotes de hoy. 174

6.7.4.2.  El Quijote que no llega a ser en las adicciones. 174

  1. Prejuicios y estigmatización de los pacientes psicóticos. Emigración y enfermedad mental. 177

7.1.         El estigma del enfermo mental. 177

7.1.1.      La individualización del paciente. 178

7.1.2.      «El estigma del enfermo psiquiátrico». 181

7.2.         Emigración, exilio y enfermedad mental. 186

  1. Enfermedad mental y sufrimiento. 191

8.1.         El sufrimiento del enfermo psíquico. 193

8.1.1.      El sufrimiento en el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). 196

8.2.         El sufrimiento de los familiares del enfermo mental. 198

8.3.         El sufrimiento del psiquiatra. 201

Bibliografía. 205

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[1]  Comprender la ansiedad, las fobias y el estrés. Editorial Pirámide, 2011 y La enfermedad depresiva: conocer y entender la depresión en lenguaje para todos. Editorial Albatros, 2008.

Acerca de juanrojomoreno

Profesor Titular de Psiquiatría Universidad de Valencia
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Una respuesta a PSICOSIS. DELIRIOS, ALUCINACIONES, PARANOIA, SECTAS Y ESTIGMA

  1. psicologos en torrejon de ardoz dijo:

    Me ha encantado vuestro articulo y me ha sabido a poco pero ya sabeis lo que dice el dicho «si lo bueno es breve es dos veces bueno». Me gustara volver a leeros de nuevo.
    Saludos

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