(materialismo sin materia)
Juan Rojo Moreno
¿Funciona el mundo bastante mal? ¿Cuándo funcionó bien?
Si miramos la actualidad, los avances fundamentales han venido por el imperio de la razón. El avance del sistema “razonante” ha permitido -con su acompañante, la ciencia y tecnología- que se hayan conseguidos hitos y beneficios para la humanidad anteriormente no existentes. No obstante los índices de infelicidad son elevados cuando chequeamos a estas poblaciones civilizadas. Parece como si el sistema occidental- razonante- no sea suficiente para la felicidad. ¿Quizá porque se ha tecnificado tanto que se ha olvidado del hombre, de su singularidad, de sus necesidades interiores y se ha dedicado a cubrir solo las exteriores que son infinitamente insatisfechas? Pero si miramos a los sistemas Orientales nos encontramos algo parecido. Sí, cierto tienen grandes figuras filosóficas que ponen el acento en el hombre y en su evolución, pero también nos encontramos con países empobrecidos, con violaciones continuas de las mujeres y de los derechos humanos y con unos índices de pobreza que impiden una evolución real del individuo; como decía J. Huxley para que se produzca la evolución humana es necesario que estén cubiertas las necesidades mínimas de sobrevivencia. El tener grandes pro-hombres y grandes sabios no es suficiente; en occidente también los tenemos y los hemos tenido, por solo nombrar a Heidegger, Hegel, Sartre, Aristóteles, Platón, Weber, la familia Huxley, Descartes, etc. Si nos vamos a países asiáticos o africanos el desastre es aún mayor y en países del segundo mundo como son muchos centro-sudamericanos aún siguen regímenes dictatoriales que hacen pasar hambre al pueblo o en donde ni siquiera la escolaridad obligatoria está asumida.
Pero ¿realmente es así el hombre? ¿Al fin y al cabo lo que hay es la expresión de lo que es?
Creo que más que nunca la humanidad ha de decidir. Esto nunca antes había ocurrido simplemente porque las comunicaciones hacían que la globalización no fuera posible. Pero ahora sí. Y el problema, según entiende José Luis San Miguel está en que ha de haber una verdadera evolución- revolución de la consciencia[1]. Este autor retoma la idea fenomenológica de que pensemos o no pensemos, meditemos o estemos con la mente en blanco, siempre hay la vivencia primaria indescriptible de que sigo siendo. Por lo tanto critica –acertadamente- a los que siguen confundiendo la conciencia con el pensamiento pues “cuando paran de pensar siguen siendo”. Siguiendo a J. R Searle (2000) entiende que no es posible definir la conciencia pues “la conciencia y la experiencia de la conciencia son una y la misma cosa”. Ya hace bastante años M. Rojo Sierra al hablar del tono de la conciencia decía que su función era fundamentalmente la de organizar y dar sentido a las funciones psíquicas, por lo que no podíamos definirlo en la memoria, el pensamiento o la percepción, sino en “el sentido” y significado organizado que todo tenía para el sujeto.[2]
Es interesante esta idea anteriormente expuesta aunque nuestro autor de referencia (San Miguel) a veces la caricaturiza demasiado, por ejemplo, cuando dice: el que no se percata del testigo a-yoico (el ser) “que todo lo está viendo” no entiende nada de todo esto y al que sí ha tenido esa experiencia mística básica le sobran las palabras. Según él, al sistema le interesa castrar (sic) la filosofía en los planes de estudio para que los jóvenes no tengan esta experiencia mística básica. Todo esto está bien, pero es como si los que han tenido esta experiencia mística básica tuvieran conciencia (la iluminación de Wilber) y los que no están iluminados no tienen conciencia. Solo una concepción del mundo – sigue J.L San Miguel- que reconozca la centralidad de la esencia viva y consciente del sujeto puede apoyar con coherencia el combate ineludible [que ha de tener la humanidad]; porque unos entes que carecen de vida interior no se pueden liberar ¡puesto que nada hay entonces que liberar!
Dejando aparte esa discusión, lo que creo que es de más interés es que considera que en la evolución social siempre hay megaparadigmas cuyos núcleos consisten en concepciones metafísicas. Y actualmente el megaparadigma imperante es el de un materialismo sin materia. Sin materia pues es un materialismo que no es capaz de explicar claramente qué es la materia pero sí rechazar y menospreciar la espiritualidad y sobre todo negar la conciencia. Y esto es así porque la conciencia no se puede contabilizar, no se le puede dar un número, no se puede hacer economía ni mercantilismo con ella, y por lo tanto no interesa.[3] El economicismo (que no es lo mismo que la economía al igual que el cientifismo no es la ciencia) lo que hace es enseñar al sujeto que a través de la economía puede prolongar su vida y su felicidad y que sin la economía eso no es posible: en el centro del economicismo no está, pues, el dinero sino el sujeto. Y evidentemente, interesa un sujeto sin conciencia, es decir sin la toma de conciencia de lo fundamental, de su interioridad. Y no solo de su interioridad sino de la interioridad de los otros y de los animales. Frente al mecanicismo, que solo se mueve en los objetos, es esperanzadora la corriente que promueve como principio básico fundamental el tener en cuenta la interioridad, pero no de una manera solipsista sino según un nuevo paradigma de comunicación cultural con los otros (que ahora son muchos, de muchas razas, culturas y concepciones) y con la naturaleza no humana: ya hay movimientos que al menos tienen en cuenta los grados de definición de la conciencia en los animales; no es lo mismo un perro que una lombriz. Ya hay un consenso bastante generalizado por el que sabemos que hay animales que claramente tienen interioridad.
Admitir el evolucionismo supuso la fórmula que propuso Pio XII para poder asumir que “el hombre desciende del mono”: la infusión, por mediación divina, de un alma inmortal en un simio carente de ella, el cual ipso facto dejó de serlo y se convirtió en Homo Sapiens. Pero claro, admitir la teoría evolucionista supone admitir que de alguna forma descendemos de los animales y por lo tanto -siguiendo una cierta gradación- ellos también pueden ser portadores de esa interioridad, de la que el hombre más avanzado llega a tener conciencia . [4]
Evidentemente, todo esto hoy en día es más complejo. Ya a principios del siglo XXI y dado lo rápido que se desarrollaban los acontecimientos comentaba con unos amigos que “hay quien no se entera que esto no es la continuación del siglo XX”. Esto es como decir que hay quien no ha interiorizado que todo es más complejo y que ahora se movilizan variables diferentes. Quizá todo sea más caótico y por eso nadie acaba de ser capaz de visionar aún el nuevo megaparadigma, pero evidentemente lo que sí que ha aumentado es la complejidad. Estoy completamente de acuerdo con J.L San Miguel cuando señala que el principio -o ley- de Complejidad-Consciencia de Teilhard “está llamado a convertirse en uno de los pilares conceptuales de la mutación científica que se producirá ineludiblemente debido a la irrupción del hecho de la consciencia en la comprensión de la realidad”. Cada vez más personas en todo el mundo apoyamos estas ideas sin que estemos siempre de acuerdo en la forma de formularlas aunque si en el fondo, en la línea directriz de autoconcienciación sensitiva. Esto aún no ha sido captado por las instancias estructuradas, ni por las que van contra las estructuradas, que son, de nuevo, una clásica forma de ser antiestructura (estructurada). Pero sí que aparece en la realidad globalizada, aunque aún nadie (por ahora) ha sido capaz de cuantificar el movimiento de una manera pragmática. Quizá no sea fácilmente cuantificable aunque espero que sí pragmático[5].
Nuevas preguntas han de aparecer y la Ciencia (con mayúscula) ha de saber responderlas ¿Cuál es el primer organismo con interioridad? Para poder responder a esto la ciencia ha de ser capaz de poder responder a las cuestiones que plantean las vivencias. Y esto supondrá entrar en la ciencia de la conciencia. La noción de Unus Mundus, de un nivel profundo de lo Real en el que psique y materia no se diferencian, fue esencial para Jung en sus últimos años. Y cuando hablamos del estudio científico de la conciencia no nos estamos refiriendo al estudio de lo físico y lo exterior y objetivable por una parte y del interior y vivencias por otra. El primer paso, más allá de la ciencia de la interioridad, focaliza la conciencia sintiente, que refiere J. L de Santos. El paso decisivo es el de la ciencia de la conciencia que incluye en una unidad toda la expresión humana. La manifestación física o psíquica son solo caras de expresión. La ciencia de la conciencia ha de ir a conocer “datos” de lo unitivo. Mientras no se avance en este camino, lo que fluye, lo que hasta ahora prevalece, es la inteligencia estratégica.
La estrategia consigue resultados aunque elude la comprensión de algo más real que lo cuantificable. Lo que no es cuantificable es ignorado. Porque hasta ahora no se le ha encontrado utilidad mercantil, ni ventaja evolutiva, al hecho de mejorar la autoconciencia. Y además los partidos holísticos (cosa curiosa que exista un partido llamado así) y otros grupos por la paz y la igualdad y la serenidad, a la más mínima ocasión, por una causa que creen justa aparecen en manifestaciones golpeando, insultando y destrozando a quienes no piensan como ellos. Porque para algunos el holos, y todo lo eco (lógico, sistema, turismo…) al fin y al cabo no es más que un utensilio de la inteligencia estratégica. Inteligencia que no es en absoluto ignorante sino simplemente desinteresada por una comprensión que considera inútil (la conciencia).
Ciertamente, como señaló el filósofo chileno Luis Razeto Mingliario, la civilización occidental moderna se fundó sobre la afirmación del poder de la razón y sobre la creencia de las capacidades de las ciencias positivas que aplican el análisis racional a los distintos campos de la experiencia humana. Para poder llegar a esto tuvo que llevar a cabo una crítica implacable de las religiones que habían sido el soporte intelectual y moral de la civilización medieval que se encontraba en crisis y decadencia. Ahora, sin embargo, en la civilización moderna la razón misma es la que está sometida a fuertes críticas, al atribuírsele la responsabilidad de muchos males, injusticias, opresiones, fanatismos ideológicos, guerras, etc.[6] El control objetual (más que el material) se ha hecho el fundamento del pragmatismo actual, aunque sea a consta, evidentemente, de la incomprensión de la interioridad del sujeto que no es fácil de hacerla “objeto” (aunque sí de intentar por todos los medios cosificarla y utilizar estrategias para que su intus solo se interese por los objetos).
——————————————————————-
Vemos estas ideas enraizando por uno y otro sitio, y parece que aun así todo sigue casi igual (pero no igual). Quizá en los diversos copartícipes de estos movimientos haya cierta inquietud, desesperación o prisa porque se produzca un cambio global de valores. Porque mucha gente en el fondo “sabe” pero no quiere admitir que sabe, por lo que sigue comportándose como si no supiera (J.L San Miguel). Quizá solo estamos en condiciones de pedir (o exigir) como necesaria una actitud, postura o creencia. Ya lo dijo Julian Huxley (1959): ¡creo en el transhumanismo! Una vez que haya bastante gente que pueda decir esto sinceramente la especie humana estará en camino de un nuevo género de existencia. Y en este mismo sentido apunta J.L San Miguel cuando considera prioritario que los seres humanos descubran su propia conciencia: “con eso basta y sobra”.
Al final del todo, las actitudes cambian al mundo y la estrategia no es mala si el que la utiliza ha avanzado interiorizando la conciencia sintiente. En caso contrario no es más que inteligencia estratégica.
—————————————————————————————–
[1] José Luis San Miguel de Pablos. La Rebelión de la consciencia. Editorial Kairós, 2014. Va a ser nuestra Cifra de Referencia
[2] Al final José Luis San Miguel define la conciencia como “el en-sí” de cada ser viviente, lo que inmediatamente me hace ser sin atributos mentales, sociológicos ni de ningún otro tipo (para el que le guste la definición pues esa es la que da).Aquí no es el lugar de entrar en el asunto de la conciencia cósmica, el inconsciente colectivo junguiano y la consciencia transcultural (con todo esto estoy de acuerdo)
[3] Pero la consciencia no deja de “estar” influyendo en todo. De esta manera, por ejemplo, al final cuando no podemos explicar bien cómo funciona la anestesia nos vemos abocados a decir “El problema puede ser que aún no entendemos suficientemente la consciencia. Eso nos impide comprender la anestesia”. https://www.elconfidencial.com/tecnologia/2015-07-07/el-funcionamiento-de-la-anestesia-continua-siendo-un-misterio_916275/
[4] Aunque a veces hay que matizar que hay quien tanto defiende la naturaleza y a los animales que los anteponen a lo humano y como indica J.L San Miguel: que ningún ecologista radical se engañe, sin amor (todo lo crítico y exigente que se quiera) por el muy imperfecto ser humano y por los seres humanos de carne y hueso ninguna biofilia es creíble. Decir que los animales no tienen alma (interioridad) es ya una simplicidad bárbara; en su momento también se aplicó a los negros de áfrica, a los “salvajes” de australia e incluso en algún momento a las mujeres. Descartes planteó que los animales eran máquinas y por eso se podían hacer disecciones in vivo con ellos; se comprobó que sus gritos no eran los mismos que los de una máquina, y por eso se prefirió decir que no tenían alma.
[5] No estoy de acuerdo con J.L San Miguel cuando dice que “el único sujeto real es el ser-con interioridad, el ser espiritual”. Creo que un paradigma de interioridad sintónica con los otros y con la naturaleza será un factor del cambio esperable, pero necesariamente pragmático o si no nos quedamos en la simple espiritualidad ideológica que está muy bien, pero no es, solo ella, resolutiva. Creo que no es suficiente decir que “la mente occidental se pone vendas en los ojos”, como si la oriental no las tuviese. Los caminos filosófico-religiosos interiorizantes que promueven la mejoría del “mundo interior” pero no se preocupan del exterior “que hay que abandonar” son muy ejemplarizantes pero Jesucristo comió pan y peces y seguro que los místicos tibetanos también comen y duermen sobre un techo o en un monasterio que alguien ha hecho. Aunque esto pueda parecer la crítica fácil clásica, tengamos en cuenta que el cambio humano no puede ser solo espiritual sino también pragmático.
[6] Revista web Tendencias21, entrevista de María dolores Prieto citado por J.L de Santos.
Excelente post.
Gracias por introducir a José Luis San Miguel de Pablos. Me ha gustado.
Encontré esto (una entrevista en la 2): https://www.youtube.com/watch?v=7GOhYnuxbvc
Con lo que no estoy de acuerdo es cuando dices que es caricaturezco o exagerado.
En cuanto a Wilber, en este tema de la «Iluminación» y demás, no es más que un divulgador, a mi juicio. (Así que para mí, no es un referente, excepto cuando sistematiza ciertos temas, Psicología y Filosofía de las Cs).
Referente verdadero en este tema de la conciencia, es por ej. el sabio de la India Ramana Maharshi.
Hay quien conoce su faceta de sabio-santo, medio hermitaño, pero no saben que hablaba 5 lenguas, (entre ellas el inglés y el sánscrito), y que en todo lo hace a la «Iluminación», lo plasmó por completo en su vida.
Encarnaba de forma acabada lo que él siempre repetía: «Conocer es Ser».
En cuanto a la Conciencia que él generalmente llamaba el «Sí mismo», recomiendo el libro «Sea lo que ud es», (Be as you are).
(Según las traducciones lo encontrarás como sea «lo» que ud es , o sea «como» ud. es).
Aqui te dejo un enlace de pdf https://www.formarse.com.ar/libros/libros_gratis/inspiradores/sea-como-usted-es.pdf
Me gustaMe gusta
De acuerdo con «conocer es Ser» y pongamos, entonces, Conocer y Ser con mayúsculas pues al fin son lo mismo. La realidad silente está cifrada para nuestra realidad que creemos existente. Cuando Conocer y Ser son la misma cosa solo hay una realidad.
La entrevista en la TVE-2 la conocí hace tiempo, es muy buena y clara, y fue la que motivó el acceso, por mi parte, a su libro. Muchos ríos confluyen pero aún el lago no es océano. Ya será, aunque creo que ya está modificando el paisaje. También es posible que nunca «Sea» pues entonces puede que por manifestarse completamente pierda su originalidad y enferme de forma autoinmune.
Me gustaMe gusta
Poético, y mas bien, sutil …
Una interesante forma de expresarlo. I like!
Me gustaMe gusta
Por si no he sido suficientemente enfática: me encanta tu blog :). Especialmente este último post.
En realidad, no puedo decir nada contundente de San Miguel, excepto que me ha gustado su video, porque no he leído su libro.
Esto que pones » Cada vez más personas en todo el mundo apoyamos estas ideas sin que estemos siempre de acuerdo en la forma de formularlas aunque si en el fondo, en la línea directriz de autoconcienciación sensitiva.»
Y esto:
«los partidos holísticos (cosa curiosa que exista un partido llamado así) y otros grupos por la paz y la igualdad y la serenidad, a la más mínima ocasión, por una causa que creen justa aparecen en manifestaciones golpeando, insultando y destrozando a quienes no piensan como ellos.»
Cierto. Muy cierto.
Dicen que cuando Ghandi hablaba con sus seguidores, y escuchaba que alguno decía:
-«estamos en contra de Gran Bretaña»-, el replicaba: -» oh no, no estás entendiendo, no estamos «en contra» de nadie; estamos a favor, de la independencia de la India».
Y en esas se mantenía, al punto de lograr lo que logró, y nadie más pudo.
Parece un matiz meramente semántico, pero no.
Era muy real, y sincero, por lo que se sabe de él.
Me gustaMe gusta