(Existencialismo, a propósito de 7 descarríos: Pensamiento Práctico, Situaciones Límites y el Individuo)
Juan Rojo Moreno
He subtitulado este artículo como existencialismo “desde” Karl Jaspers y no “con” Karl Jaspers pues este psiquiatra y filósofo que nació en 1883 y falleció en 1969 lógicamente no está ahora con nosotros para poderle preguntar sobre su extensa filosofía y que nos aclarase algunos de sus profundas ideas existenciales. No obstante en sus más de 1000 páginas en dos tomos (en la edición española, en otras ediciones extranjeras se hizo en tres tomos) ya se explica él profusamente[1]. Desde luego vivenció momentos existenciales muy profundos pues siendo alemán y casado con una mujer judía fue desposeído durante la época nazi de su cátedra de filosofía y con grandes esfuerzos consiguió que no se le deportase a un campo de concentración, lo cual casi seguro hubiera ocurrido si la Segunda Guerra Mundial hubiese durando algo más; en esto Albert Einstein no ayudó nada pues estando, este último, en Estados Unidos y habiendo hecho una petición Jaspers para ir a la misma universidad americana en la que Einstein estaba, dio un informe desfavorable diciendo algo así como que no se entendía lo que Jaspers escribía.
También he subtitulado este artículo “a propósito de 7 descarríos”. Jaspers dice que todo el que filosofa se descarría constantemente, y de sus ideas saldrían, seguro, no 7 sino cientos de derivadas e ideas y “descarríos”, pero quiero poner un límite acorde a lo que pretendemos en este artículo y creo que 7 es un número adecuado.
Recomiendo que lea este artículo quien esté interesado en los temas filosóficos existenciales pues en caso contrario temo que pueda aburrirle, aunque he intentado hacerlo lo más “ligero” posible. El lenguaje de Jaspers no es especialmente fácil, como ocurre muchas veces en la filosofía existencial.
En esta primera parte hablaremos solo de tres descarríos.
PRIMER DESCARRÍO
Al traductor al castellano de la obra “Filosofía” de Jaspers le llamaron “traidor” (y más cosas) pues algunos críticos consideraron que la traducción no era todo lo correcta que ellos quisieran. Algo parecido le ocurrió a Binswanger, uno de los discípulos predilectos de Heidegger, que dedicado al análisis existencial, como su maestro, creyó entender y publicó cosas “traduciendo” conceptos de Heidegger siendo que este último no escribía muy cortésmente (para todo el mundo, al decir de Ortega y Gasset)[2]. Pues bien, Heidegger fue el primero en desautorizar las “traducciones” de su discípulo diciendo algo así como que no había entendido nada. En base a esto creo que ya es un descarrío que yo intente escribir algo interesante desde la filosofía de Karl Jaspers pero, como señalaron Platón y Ortega y Gasset, a veces debemos ser valientes y ridículos, es decir, atrevernos a buscar algo de verdad, atrevernos a filosofar y por lo tanto podemos decir, como señala el mismo Jaspers, que debemos atrevernos a descarriar.
Por esto en este primer descarrío vamos a aventurarnos a usar unos términos de Jaspers de forma más “natural”, porque si usamos literalmente la terminología de este autor entonces entraremos también en un lenguaje muy complejo. Y ahora quisiera “traducir” a otro lenguaje cuatro de los conceptos que Jaspers utiliza muy frecuentemente (insisto que al que le interese de forma significativa la filosofía existencial lo mejor es leer al autor directamente).
a) El concepto Dasein que se ha traducido al castellano como Existencia o existencia-empírica, hace referencia literalmente al ser-ahí o estar-ahí tanto del hombre como de las cosas de la naturaleza. Para no usar constantemente el término “existencia empírica” vamos a utilizar “lo que vivencio del mundo”(nuestra realidad psíquica) (o lo que existe en el mundo)
b) Cuando habla Jaspers de “Existenz”, que corresponde a lo que Heidegger denominó existencia autentica, vamos a mantenerlo como hace el traductor como “existencia” entre comillas.
c) Lo que denomina “conciencia en general” es lo que llamaríamos el pensamiento mundano, es decir lo que piensa normalmente una persona de la calle, qué siente frente a las cosas, que son el mundo. En este pensamiento mundano el yo se sitúa frente al mundo, frente a las cosas. A este respecto señala Jaspers “En la relación yo-mundo se da un “estar frente a”, que es vivido. Él vive inmediata, ingenua, irreflexivamente, todos los posibles objetos como sus objetos. La vivencia es inmediata. La relación sujeto-objeto es vivida -en tanto que está ahí- en cada momento como un “estar frente a”, sencillo, claro”[3].
d) Orientación Intramundana. Corresponde al pensamiento que solo abarca cosas de este mundo como puede ser el pensamiento positivista o el idealismo, pero que no está abierto a la trascendencia. Traduciremos esto como el Pensamiento Práctico.
e) Este último apartado es para explicar que aunque es muy difícil hacer una traducción con sinónimos, y por lo tanto exacta, si en las explicaciones de los siguientes apartados el sentido se desviase significativamente de cómo estamos usando las palabras de forma más “natural”, lo indicaré en cada caso.
SEGUNDO DESCARRÍO
Pensamiento Práctico y Situaciones límites
¿Puedo vivir normalmente solo teniendo un Pensamiento Práctico en lo que vivencio de este mundo?
Por supuesto que sí. Mucha gente vive naturalmente instalada en ese pensamiento práctico. También puedo elegirlo; soy libre para elegir la existencia en el mundo práctico y nada más. Pero he de tener en cuenta que la libertad de la elección no es solo un acto del mí-mismo, sino que somos también un Yo por lo que hemos participado de los otros, de la cultura, sociedad, familia etc. Por lo tanto en mi libertad siempre hay, por una parte, una responsabilidad propia pues emana del mí-mismo pero a la vez, por otra parte, hay una parte de mi libertad que procede de mi participación con el mundo.
Cierto que aun así puedo elegir este tipo de modo de vida práctico, pero puede ocurrir que se presenten repentinamente Situaciones Límites. Jaspers considera situaciones límites: la muerte, el sufrimiento, la lucha y la culpa. Cuando nos encontramos en esas situaciones sabemos que hay “otra cosa” pero al mismo tiempo esta otra cosa no existe para la conciencia de nuestro pensamiento práctico, pues no podemos superarla mediante reflexiones o cálculos. En las situaciones límites se pone en cuestión el sentido de la vida y del mundo y por esto dice Jaspers “las situaciones límites patentizan el problema del ser del mundo y de mi ser en él”.
En el caso de la muerte, ésta no es posible vivenciarla: no podemos experimentar nuestra muerte sino solo una relación con ella. O bien cuando fallece otra persona o cuando vemos cercana la nuestra: la muerte se hace “histórica” en la situación límite y no se puede superar mediante el conocimiento. Puedo ante la angustia de la muerte caer en la existencia inauténtica tipo “hay que vivir la vida o carpe diem”, pero esto no es más que un remedo parcial y temporal. Vivir entonces solo teniendo un pensamiento práctico y utilitario nos aplaza la vivencia límite, que reaparece de tiempo en tiempo expresando la insatisfacción de la vida. [4]
En el caso del sufrimiento, cada vez es peor aceptado en nuestras civilizaciones modernas. El sufrimiento, evidentemente, supone una limitación de nuestra realidad. Y muy frecuentemente ante el sufrimiento del otro me sustraigo, me alejo y puedo hacerme hasta desconsiderado, indiferente e incluso menospreciar u odiar al que sufre. El sufrimiento cuando es inevitable, como situación límite, si bien lo tengo como algo extraño y que no me permite alcanzar la serenidad y armonía, no obstante, me pertenece y es parte constitutivo de mí. Ante el sufrimiento es inútil preguntar por la finalidad, su sentido y el derecho del sufrimiento.
TERCER DESCARRÍO
¿Quién soy Yo?
No hay respuesta definitiva y el hombre sigue preguntándose eso constantemente. Pero hay factores que nos ayudan a identificarnos. Un factor es la Voluntad. La voluntad supone una clara conciencia de una finalidad, de una meta hacia la cual me dirijo. Pero para saber hacia dónde me dirijo he tenido que elegir y por lo tanto solo se puede hablar de voluntad donde existe la claridad del “yo elijo”. Ahora viene el problema de saber con qué libertad hago las elecciones. Pero, ciertamente, no es cuestión solo de elegir entre una u otra cosa sino en saber que nuestras elecciones no buscan solo la satisfacción momentánea sino una realidad duradera. Es decir, cuando la voluntad se origina de decisiones auténticas del sí-mismo pues sabemos que son parte de nuestro destino. También es cierto que no sabemos cuál es nuestro destino, pero la voluntad autentica desde el sí-mismo puede ser apasionada no porque se centre en una finalidad finita sino por una misión indeterminada, que nunca llega a ser completamente objetiva.
Entiendo entonces que Yo puedo sentirme identificado conmigo mismo en cuanto que me encuentro luchando por una misión indeterminada que no obstante la intuyo y me apasiona. La acción incondicionada –dice Jaspers- es querida por ella misma y no necesita ningún fin último sino que solo se puede entender como un “signum” de realización. Por lo tanto podemos decir que la acción incondicionada fundamenta la misión vital. Sin embargo en el día a día he de realizar actividades, decisiones y voluntades finitas y por eso decía Hegel que “la razón pensante, en tanto que voluntad, consiste en resolverse en la finitud”. Y aquí aparece la paradoja, y es que solo por la realización de fines concretos es cuando nos damos cuenta que nuestra existencia tiene sentido si sabemos que eso fines no son más que medios para una misión sin límite ni finalidad.
REBELDÍA
En los momentos en que vivenciamos las situaciones límites cesa todo engaño y pronto aparece la rebeldía que se levanta contra nuestra habitual realidad. El curso de las cosas parece arbitrario, no hay justicia. Sin orden ni concierto le va bien y mal al hombre de buena voluntad y al malévolo, al noble y al ruin. La vida parece falta de fundamento. Todo es nada y solo si uno se miente algo a sí mismo entonces se puede soportar.
En el desafío al mundo tal como es, cuando aparece en las situaciones límites, el hombre hace una catarsis histórica del sentido de su vida. El desafío entonces no nos hace pasar de querer la perpetua respuesta definitiva a la situación de perpetua pregunta.
Solo el abandono es un verdadero abandono si se realiza tras haber superado el desafío. El desafío es lo propiamente humano y la confianza del abandono solamente es verdadera cuando se conquista tras el desafío. “Quien no siente el espanto de la realidad que vivimos y no resiste la prueba de desafiarla, no conoce la confianza”.
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(Seguirá con los 4 descarríos siguientes)
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[1] Tomamos como cifra de referencia el segundo tomo de: Karl Jaspers, Filosofía. Ediciones de la Universidad de Puerto Rico. Revista de Occidente, Madrid, 1959 (primera edición alemana, 1932)
[2] Para Ortega la cortesía del escritor está en hacerlo de manera que se le entienda
[3] Extraído de su libro Teoría de las Concepciones del Mundo.
[4] Es cierto que en esas situaciones límites la reflexión, la lógica o la racionalización no son útiles ni nos dan respuesta a las vivencias existenciales. Pero, a mi parecer, el sujeto que tiene “misión vital evolucionada en la alteridad” puede reafirmarse en su misión pues siente el lenguaje de la “existencia” e intuye la trascendencia. En estas personas las situaciones límites, paradójicamente, afianzan lo que existe en el mundo por la autenticidad el momento “existencial”.