(biologismo y consciencialismo)
NO HAY NADA QUE DÉ TODO
(Nothing can give you all)
Juan Rojo Moreno
En un artículo anterior ya señalé la dificultad de mantener un pensamiento o razonamiento científico tal como intentó Henry Hazlitt[1]. La realidad del ser humano es menos racional de lo que nos creemos y su razonar menos organizado de lo que quisiéramos. Parece ser que tenemos un cierto “automatismo” cerebral que nos hace pensar sin que nosotros lo queramos; valga el ejemplo de cuando tenemos un problema y no podemos dejar de pensar en él. Esto que se denomina “mentismo” puede ser muy acuciante en casos de padecer fuerte angustia, y el problema (idea, pensamiento, imagen, etc.) se nos repite y martillea una y otra vez como si fuera automático. En el caso de los pacientes obsesivos este mentismo adquiere grados máximos y éstos sufren mucho por no poder dejar de pensar en algo que consideran absurdo pero que se repite una y mil veces al día. Igualmente, otro ejemplo de cierto automatismo de nuestros procesos cerebrales “conscientes” aparece cuando estamos con estrés o cansados (aunque a veces también ocurre estando tranquilos) y de repente oímos nuestro nombre y estamos seguros que alguien nos ha llamado pero no es así. El otro día en silencio me dejé llevar por pensamientos en asociación libre y me sorprendí a mí mismo creando una narración con imágenes de algo que nunca se me había ocurrido: la fantasía había sido capaz de hacer un cuento, darle imágenes, y mi propia cabeza estaba narrándolo, ajeno a “mí”. Luego me imaginé en un bosque y así mismo dejé libre el pensamiento visual y empezaron a ocurrir muchas cosas en ese bosque que no las había imaginado nunca. Sí, ciertamente, nuestra mente tiene incontables cosas automáticas que no controlamos y que van desde pensamientos, ideas, imágenes, hasta voces.
Julian Jaynes en su obra “El origen de la conciencia en la ruptura de la mente bicameral”[2] se plantea estas cuestiones en relación con la conciencia y la evolución humana. Su hipótesis señala que es muy probable que hace 40.000 años, cuando apareció el Homo Sapiens (nosotros) y poco después se fue desarrollando el habla, el cerebro derecho tuvo más funciones que las actuales y fue productor de “voces”, que el hombre las oía bien como sugerencias que venían a su cabeza por poderes que no conocía -y como en el ejemplo de asociación libre que he expuesto le indicaban cosas- o bien pensaba que eran voces de los dioses, como cuando oímos que alguien nos habla o dice nuestro nombre y descubrimos que no hay nadie detrás o arriba de nosotros.
Lo que nos tenemos que preguntar es cómo es posible que en tan corto período- 40.000 años- la conciencia evolucionara tanto y cómo lo ha hecho, pero además: ¿ha evolucionado para todos igual? Esto último será difícil de responder pero algo podremos decir al respecto. Como indicó Alfred Russell Wallace (codescubridor junto con Darwin de la teoría de la evolución natural) en el caso de las facultades de la conciencia las discontinuidades son terroríficas y absolutas ya que “no pudieron haberse desarrollado por medio de las mismas leyes que han determinado el avance progresivo del mundo orgánico en general, y también del organismo físico del hombre” .
Mucho se ha escrito sobre el hombre de neandertal y sus capacidades mejoradas respecto a los anteriores (o congéneres) australopitecidos y simios, pero parece claro que no tuvo en sus 200.000 años de existencia una conciencia reflexiva. Es evidente que captaron cosas importantes en relación, por ejemplo, con el enterramiento de los muertos, y cierta capacidad de desarrollar símbolos, pero no mejoraron progresiva y significativamente sus armas y no consiguieron aprender más allá de lo que es capaz un estado pre-reflexivo. No evolucionaron como nosotros en la integración entre cerebro-ambiente, mediada por nuestro propio cuerpo (integración visuo-espacial)[3]. La idea que nos aporta Julian Jaynes en la obra que nos sirve como referencia clave (citada antes) es que el propio homo sapiens, el homo de Cromañón, desde su aparición hace 40.000 años hasta hace 4.000 años tampoco tuvo lo que ahora llamamos una conciencia [reflexiva-crítica-analítica][4]. No hay escritos, no hay narraciones, etc. La conciencia está basada en el lenguaje y aparece después del lenguaje (se genera mediante el lenguaje y se llega a ella mediante él). Éste se desarrolló desde los 15.000 a.C. hasta los 8.000 a.C.[5] Hacia el año 9.000 a.C. ya tenemos el primer poblado con más de 200 personas (asentamiento de Eynan).
Su hipótesis es que hace 40.000 años la naturaleza cerebral humana había evolucionado dividida en dos: una parte ejecutiva llamada un dios (proveniente del cerebro derecho) y una parte que seguía llamándose hombre. Y ninguna de las dos era consciente (reflexiva-crítica-analítica = RCA). Estos natufienses no tenían conciencia (RCA), no podían narratizar, no tenían análogos para “verse” a sí mismos y las señales que les servían de organización deberían de ser, según Jaynes, las “voces” que oían resonantes de su rey o dios-rey.
La hipótesis de Jaynes es que en esa época había un predominio, o por lo menos una influencia muy importante, del hemisferio cerebral derecho y este autor especialmente se centra en una área (área de Wernicke) relacionada con el habla o mejor dicho con las “voces”. El área de Wernicke se encuentra en el hemisferio izquierdo, pero en el derecho existe la estructura potencial correspondiente aunque en los humanos actuales está silente. [6] Argumenta -con muchos datos- que al igual que un día podemos oír una voz que nos llama por nuestro nombre y sorprendidos buscar alrededor nuestro quien ha dicho esa voz, pues, esto antiguamente era común en nuestros antepasados de esa época hasta el segundo milenio a.C., y esas “voces” que oían sin tener localización alguna sirvieron para solucionar problemas, crear directrices y dar sentido. La excitación de lo que corresponde al área de Wernicke del hemisferio derecho era lo que ocasionaba “las voces de los dioses”.
Por esto habla Jaynes de mente bicameral: el cerebro derecho aún tenía una influencia diaria en el comportamiento del individuo y los pequeños grupos de humanos que formaban clanes se regían por unas “voces similares” que seguían una directrices comunes compartidas con el jefe del clan. Los humanos de esa época considerarían reales las voces de los dioses y era perfectamente posible y operativo que a pesar de no tener una conciencia (reflexiva-crítica-analítica) hayan hablado, juzgado, resuelto problemas y muchas de las cosas que hacemos nosotros actualmente, sin haber sido conscientes (RCA). Mucha gente normal oye frecuentemente “voces”: en un estudio sobre 7717 hombre el 7,8% habían experimentado alucinaciones en un momento u otro y entre 7599 mujeres fue del 12 %. Muchas personas no lo dicen por miedo a ser tachadas de “locas”.
Incluso cuando fallecía el jefe del clan y se mantenían estatuas o figuras de él, esas figuras no es que fueran trasmisoras de las voces del jefe fallecido, esas figuras “eran” el jefe fallecido y podían tener influencia durante tiempo pues seguían hablando e interviniendo activamente en la mente colectiva. “Los pobres ignorantes creían que los ídolos les hablaban y por ello ofrecían en sacrificio aves, perros, su propia sangre y hasta hombres”, refiere un observador del siglo XVI de los Mayas. La escritura cuneiforme[7] suele dar cuenta de estatuas de dioses que hablaban, y el antiguo testamento dice que uno de los ídolos, el Terap, hablaba: Ezequiel (21:21) describe que el rey de Babilonia consultó a varios de ellos. También los aztecas contaron a los invasores españoles que todo empezó [la guerra] porque una estatua de un templo en ruinas, perteneciente a una cultura anterior, habló a sus jefes y los dirigió de un lado a otro. Igualmente en Perú los primeros informes de la conquista del país por los españoles consideraron que el reino estaba mandado por el Demonio ya que les hablaba a los Incas por boca de sus estatuas. En Mesopotamia cada ciudad estado tenía su dios principal y el dios mismo era una estatua: la estatua no era de un dios, era el propio dios, y a los dioses les gustaba comer, beber, oír música dormir y tener relaciones sexuales.
¿Cómo es posible que todo esto fuera operativo durante miles de años como el eje central de la vida? -se pregunta Jaynes-. Esto es posible si admitimos la hipótesis de que los hombres oían que las estatuas les hablaban, del mismo modo que los héroes de la Ilíada oyeron la voz de sus dioses. Con el tiempo cada individuo, rey o siervo, tenía su dios personal cuya voz oía y obedecía. El Psiquiatra y filósofo Karl Jaspers ya se preguntó -en 1932- lo mismo: “¿Ilusión o realidad? ¿Se han dejado extraviar los hombres durante milenios por fantasmas? ¿Es error lo que constituyó el fundamento de las personalidades humanas y de las creaciones singulares? […] Los contenidos metafísicos no se dan todavía en los estados primitivos de conciencia. En ellos aún no se ha separado lo que nosotros separamos como realidad y sueño, como cuerpo y alma. La pregunta sobre la ilusión o realidad sólo existe en una conciencia desarrollada críticamente”
El primer escrito de la historia que está elaborado con un lenguaje narrativo es la Ilíada que relata hechos que acontecieron hacia 1230 a.C. y que fue escrita entre el 900 al 850 a.C.[8]. El hombre de la Ilíada- señala Jaynes- no tuvo subjetividad como la tenemos nosotros, ni conciencia de su percepción del mundo ni espacio mental interno que pudiera introspeccionar. Porque el hombre bicameral no tenía espacio interior o un “yo” análogo a él mismo con el que reflexionar “toda la iniciativa estaba en las voces de los dioses”. Los dioses griegos no son trascendentes -señala Jaspers- sino que están todavía en la realidad […] Los dioses pueden encontrar al hombre en el mundo pues son como figuras. Una realidad al lado de la realidad se abre a un todo suprasensible, es un más allá, divino, de la realidad que está allí como otro mundo y como el verdadero.[9]
El problema ocurre cuando las ciudades se van haciendo más grandes pues entonces el control bicameral se hace más precario ya que la jerarquía de los sacerdotes que ordenan las diversas voces y dan su reconocimiento estaba cada vez más limitada. En el segundo milenio a.C. la propagación de la escritura limita aún más el poder de los dioses pues la autoridad auditiva va disminuyendo frente a la visual y el comercio también influye en este declive del poder auditivo. A partir del segundo milenio a.C. empezamos a encontrar las tablillas con narrativa (anteriormente solo eran datos de comercio, cuentas de almacenes) y así mismo empezamos a encontrar referencias de acciones terroríficas como los bajorrelieves de la campaña del rey Tiglath-Pileser (1115-1077 a.C.) en la que se pueden ver ciudades en las que la población fue empalada viva. Comienza a narrarse la historia[10].
Se produce, al aparecer la conciencia (Reflexiva-Crítica-Analítica), una explosión cognitiva de forma que por la interacción de la conciencia con el resto de la cognición se producen nuevas habilidades. Ya acercándonos al primer milenio a.C. desaparecen en muchos grabados los dioses que hablan a los reyes; ahora o bien reyes poderosos como Tukulti-Ninurta I, tirano de Asiria, aparecen frente a altares vacíos (grabado en el museo de Berlín, 1230 a.C.) o bien aparecen ya múltiples ángeles híbridos animales-humanos que están en escenas sin relación con el hombre, apareciendo las imágenes mitológicas. Y, lógicamente, aparecen los demonios o divinidades del mal (algo inconcebible en la era bicameral) y la necesidad de protección contra esas divinidades como son los amuletos protectores que datan de principios del primer milenio a.C. y así mismo los exorcismos y los presagios (no hay, textos anteriores, por ejemplo sumerios, acerca de presagios).[11] La mayoría de los dioses en la era bicameral estaban con el hombre y residían con él, pero ahora que ya no se oyen las voces de los dioses es por lo que se les localiza en el cielo y aparecen las alas de los ángeles para venir del cielo y así mismo la “barca del cielo”.[12]
En el siglo VI a.C. con Solón de Atenas ya tenemos los primeros escritos en los que se habla del noos (conciencia) reflexivo; entre sus muchas frases podemos destacar “moderación en todas las cosas” o “conócete a ti mismo” y ya son paradigma de autoconciencia que hace referencia a un yo individual reflexivo, que no se planteaba en los héroes homéricos. También empieza en este siglo el dualismo cuerpo-alma. Antes la palabra Psyche solo significaba vida o viviente ahora también alma, y antes Soma solo significaba “cadáver o muerte” y ahora también cambia a cuerpo. La conciencia reflexiva-crítica-analítica se va desarrollando y en los primeros siglos después de Cristo ya solo quedan coletazos de esa influencia bicameral como en el caso de Nerón (siglo I d.C) que premió a una estatua que le advirtió de una conspiración, o en el siglo II d.C los ídolos “que hablaban” y que fueron satirizados por el sofista Luciano de Samosata.
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“No hay nada que dé todo” indicábamos al principio, y este modelo que hemos mostrado, siguiendo fundamentalmente a Jaynes, aporta su grano de arena muy significativo para entender por qué a partir del segundo milenio a.C. cambia la información y la estructura que tenemos del nuestra evolución. “Noting give you all” quiere decir, entre otras cosas, que algo ha ocurrido en la evolución de la conciencia que no solo es una mera evolución biológica: han habido saltos evolutivos de la conciencia y esos “saltos”, como los del trampolín, necesitan elasticidad, impulso o “potencialidad”: ¿el lenguaje, la escritura? (es decir, en ese momento, el cambio de una concepción del mundo fundamentada auditiva a otra visual y literaria). ¿Y ahora el mundo de la comunicación y el de la inmersión audio-visual multimedia? Seguro que aún no está todo dado.[13]
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[1] Henry Hazlitt. El Pensar como Ciencia. Nova, Buenos Aires, 1969 (segunda re-edición). https://juanrojomoreno.wordpress.com/2014/08/31/la-quiebra-del-pensamiento/
[2] Julian Jaynes. El origen de la conciencia en la ruptura de la mente bicameral. Fondo de Cultura Económica, México, 2009.
[3] https://www.homoysapiens.com/2014/06/las-tres-manos-del-linaje-neandertal.html
[4] J. Jaynes no utiliza la palabra “reflexiva-crítica-analítica” sino solo la palabra conciencia, y por lo tanto dice que el ser humano no tuvo antes del segundo milenio a. C. conciencia. Cuando hablamos de la evolución del pensamiento nos referimos al pensamiento mágico o pre-lógico y se supone es propio de nuestra estados primitivos humanos y también se observa en actuales pueblos primitivos aislados. Luego apareció el pensamiento lógico analítico que es el “nuestro” de hoy en día. Lo que nos preguntamos con Jaynes es “cuando” se produjo ese salto del nivel de conciencia que permitió así mismo el cambio de pensamiento. Como podemos ver en los pueblos primitivos actuales no es cuestión de tiempo para que se pase de uno a otro. Si definimos Conciencia, tal como lo hace Karl Jaspers, creo que se acerca a lo que quiere indicar Jaynes: “llamamos conciencia lo que alcanza su máxima claridad […] en donde la doble escisión del yo y del objeto y de los objetos entre sí tiene su forma articulada” (Karl Jaspers, Filosofía, tomo II, Ediciones de la Universidad de Puerto Rico, Revista de Occidente, Madrid, 1959). Según el propio Jaynes Conciencia no es lo mismo que cognición y la “mente-espacio” es lo que considera el rasgo primario de la conciencia pues es el espacio que antes de cualquier elección está uno “introspeccionando” o “viendo” en ese mismo momento. El “yo” análogo es el rasgo de la conciencia que considera que ocupa el segundo lugar en importancia: el “yo” análogo aprende a “moverse” en la mente-espacio “presenciando”, o concentrándose en una u otra cosa. La conciencia acomoda constantemente una historia lineal: pone un antes y un después en torno a cualquier suceso. En definitiva, acaba Jaynes definiendo la conciencia como: un “yo” análogo que narratiza una mente-espacio funcional.
[5] Los nombres, considera Jaynes, se presentaron por primera vez entre los 10.000 y 8.000 años a.C.
[6] Las áreas del lenguaje son tres, situadas en el hemisferio izquierdo (consideramos en general a los diestros): 1- la corteza motora suplementaria (en lóbulo frontal izquierdo), 2- el área de broca (lóbulo frontal izquierdo) 3- área de Wernicke lóbulo temporal izquierdo y parte del parietal. Esta última área es la más indispensable para el habla normal. Existe un canal específico de fibras nerviosas que comunican el lóbulo temporal derecho con el izquierdo.
[7] El alfabeto español tiene 29 letras y el inglés 26, el cuneiforme tiene más de 600 signos y muchos de ellos pueden ser ideográficos y el mismo signo puede ser una sílaba, una idea, un nombre o una palabra con más de un significado.
[8] Pero en esta obra aún la palabra noos -que deletreada como nous en el griego posterior llega a significar “mente consciente” proviene de la palabra noeein “ver”- aquí significa percepción o reconocimiento o campo de visión. Tampoco hay concepto o palabra para voluntad ni tampoco cuerpo en el sentido nuestro. La palabra soma que en el siglo V a. C. llega a significar cuerpo, en Homero se usa siempre en plural y significa miembros muertos o cadáveres.
[9] Los pensamientos fundamentales de las grandes filosofías en los cuales el pensar y el ser eran una misma cosa y fueron pensados como unidad, fueron, desde Parménides en adelante, prostituidos al ser logicizados. (K. Jaspers)
[10] En el siglo V a.C. fue cuando Heródoto llamado “el padre de la historia” escribió.
[11] En el último milenio a.C. –-señala Jaynes- no tenemos constancia que existieran en los humanos sentimientos de culpa, ni siquiera cuando la vergüenza era la forma en que los grupos y sociedades se mantenían cohesionados. Así mismo es en el último milenio a.C. cuando tenemos constancia por primera vez los seres humanos, al tener conciencia, pudieron fantasear sobre el sexo.
[12] La torre de Babel fue un zigurat de Neobabilonia, construida entre los siglos VII y VI a.C. Se erguía 90 metros del suelo, con siete plantas y en su pináculo había un brillante templo azul vidriado dedicado a Marduk. Su nombre indica el uso para recibir al dios: E-temen-an-ki, templo (E) de la plataforma de recibimiento (temen) entre el cielo (an) y la tierra (ki). Heródoto historiador curioso del siglo V a.C. subió trabajosamente los empinados escalones y las rampas en espiral de Etemenanki para ver si en su cima había un dios o un ídolo: solo había un trono vacío.
[13] El desarrollo en el ser humano de la parte central profunda del lóbulo parietal (el precúneo), -ausente tanto en chimpancés como en neanderthales-, que integra las informaciones cerebrales (internas) con las informaciones ambientales (externas), representó un avance importante para los procesos que generan autoconciencia y mente. Esta fue una de las modificaciones significativas de la plasticidad cerebral en relación con el ambiente ¿Se está produciendo actualmente alguna nueva modificación funcional por esta relación plástica?
https://www.homoysapiens.com/2014/01/el-precuneo-clave-en-la-evolucion.html
GONZALO HARO DIJO:
Gonzalo Haro a través de Juan Rojo
19 de octubre a la(s) 11:02 ·
.Juan Rojo me enseño durante las prácticas a diagnosticar la alogia en un paciente con esquizofrenia, siendo esos 20 minutos importantes en mi decisión vocacional. En este blog muestra una narrativa inteligente y evolitiva fácil de integrar para los profesionales de la salud mental, que nos sirve para entender el pasado hasta nuestros días… espero tu segunda parte con un pronóstico: hacia donde llevará las nuevas tecnologías de la información a las conciencias de nuestros descendientes? di_logia?
JUAN ROJO DIJO:
Gran reto Gonzalo, Me gusta lo de la di-logia. Posiblemente una pluri-logia. Cuando un matemático me dice que «ve» los caminos que resuelven el problema estoy seguro que está utilizando un pluri-logos. Igual vale para otros conocimientos. Un abrazo
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