RELIGIÓN Y CIENCIA -O- CIENCIA Y RELIGIÓN


Juan Rojo Moreno

         Evidentemente, un puente es un puente, pero no es lo mismo cruzarlo en una dirección o cruzarlo en la opuesta. En ambos casos se está cruzando el mismo puente pero la meta a la que se llega no es la misma (excepto que el puente comunique un camino que sea, por ejemplo, una circunferencia). Algo parecido ocurre con la religión y la ciencia. Por una parte la religión en sus miles de años de evolución forma parte de la esencia del ser humano: no existe ningún clan mínimamente organizado en la tierra que no tenga cierta estructura religiosa.[1]

Pero la evolución de la especie humana ha introducido, si bien recientemente, un gran avance con el pensamiento lógico analítico, con el razonamiento como base de la comunicación y el entendimiento, y en última instancia con la ciencia como nuevo lenguaje universal (como lenguaje paradigmático). Gran parte de la población en los países civilizados entienden más de “megas” y “puertos USB” que de la Trascendencia. Ante esto la religión abraza a la ciencia, pero la abraza porque la necesita, y la necesita porque necesita la justificación científica para poder seguir con “la palabra”, con el mensaje religioso. La religión está ávida de ciencia pero considera que por definición nunca será científica. Hoy en día los que más ayudan para que la religión se acerque a la ciencia no son los filósofos ni los teólogos profesionales: son los físicos y ramas afines a la física.

El lenguaje físico es el que está siendo más utilizado por la religión para mantener el paradigma religioso y esto parece un contrasentido pues la ciencia es, aparentemente, la entidad que recorre el puente en sentido contrario a la religión. Pero ¿es posible un lenguaje religioso como el que existía hace 100 años? Y no digamos hace 500 años. La respuesta es no. Bueno, podemos decir que la respuesta es sí, si hacemos como los partidos políticos que siempre tienen a sus votantes hagan lo que hagan. Entonces da igual el lenguaje que tenga la religión pues siempre tendrá feligreses. Tengo una conocida que decía que “era católica por genética”, evidentemente, creo, no sabe muy bien ni qué es ser católico ni qué es la genética. Pero las religiones que ya han superado la época del renacimiento no pueden mantener el lenguaje antiguo. La religión debe tener una misión universal y con el lenguaje antiguo ya no es posible el paradigma universal. La esencia del lenguaje puede ser la misma, pero el contenido no puede ser el mismo. Los significados han cambiado.

Sin feligreses no hay iglesia, sin apertura a todos los humanos no hay iglesia (sí puede haber secta), sin lenguaje comunicativo no hay feligreses que hagan a la iglesia universal.

¿Y POR SU PARTE, LA CIENCIA?

         El recorrido de la ciencia es más corto, pero, en cierto  modo, más potente, y también más soberbio. No obstante, la ciencia necesita a la religión. La ciencia con su método ha propiciado grandes avances a la humanidad, tanto en bienestar, en curación de enfermedades… en conocimiento del mundo y del universo y si apuramos casi en el conocimiento de Dios. La ciencia se siente fuerte, no tiene que dar explicaciones apuradas. Si aparece en televisión un científico diciendo que se ha encontrado una proteína que posiblemente actuará sobre el sistema inmunológico, sobre las células de la piel o sobre los fibroblastos y que cuando acaben los estudios puede que el ser humano sea más longevo, más sano y que no habrá calvos, entonces todo el mundo admirará a ese grupo científico y lo considerará un bienhechor de la humanidad, aunque ¿realmente ha entendido la gente lo que han dicho? ¿Sabe la gente que son los fibroblastos, y la inmunidad? Casi seguro que no. Pero la ciencia tiene ese lenguaje mágico que tenía la religión hace 300 años y que satisface a la mayoría. Nos está prometiendo la no-vejez, la posible no-muerte, el no-sufrir etc. Es decir, la ciencia actúa en la sociedad con un fundamento semejante a lo que se ha denominado “teología negativa”: no hay salud sin ciencia, no hay felicidad sin ciencia, no hay futuro sin que la ciencia nos lo brinde, no hay salvación del mundo sino con la ciencia, etcétera. En el otro lado la religión actúa con el fundamento de la Teología Positiva: todos los noes son ahora síes gracias a la creencia en Dios. Pero después de todo, y con todo lo que nos promete la ciencia, no obstante, el hombre no se siente feliz. Y tampoco con lo que nos dice la religión.

Ahora la ciencia ha de estudiar el efecto placebo, las técnicas de relajación, han de aparecer, por ejemplo, psicólogos clínicos para ayudar al método científico que se acerca a la realidad de la mente, y en última instancia la mejor recomendación que se da ante una enfermedad vital es “quítese problemas, viva tranquilo, no tenga angustias, vaya a respirar a un lugar sano y sin estrés, pasee, haga ejercicio». En definitiva “viva”. Viva como humano, viva con sus creencias y disfrutes que le motivan, y entonces la ciencia funciona mejor. La ciencia aplicada al ser humano sabe que antes o después se tropieza con estas variables entre las que se incluye la fe, las ideas religiosas, la existencia de estabilidad emocional si hay una familia estable, si la persona tienen confidentes… todas estas son variables “capaces de mover montañas” y de ayudar al paciente a curarse. Algo escapa a la ciencia, y si no fuese por su soberbia que intenta –y realiza eficazmente- ningunear lo que no comprende…[2]. Por lo tanto:

-El científico necesita la religión porque necesita al ser humano

Sin religión la ciencia y sus avances nos maquinizan, nos automatiza,  pero no nos acerca a la felicidad.

La religión necesita a la ciencia porque ha de hablarle al ser humano.

Y ha de hablarle en un lenguaje actual, con la “palabra” que tenga significado paradigmático: y sin la ciencia la religión ya no es capaz de hacerlo.

Lo cierto es que ciencia y religión buscan lo mismo: el sentido y la comprensión del hombre en el cosmos. La ciencia a partir de una teoría que nos aboque al conocimiento de la totalidad. La Religión desde la totalidad (Dios) nos aboca al conocimiento de la particularidad. Y aunque por separado ninguna ha conseguido aún la meta, ambas caminan por el mismo puente. A lo mejor al final se dan cuenta que no “están”, sino que realmente “son” el puente.

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[1] Sin entrar en la polémica que el individuo ateo cree en un no-dios o en los agnósticos como Thomas Huxley que ni creen, ni no-creen.

[2] El ninguneo es una operación que consiste en hacer de Alguien, Ninguno. La nada de pronto se individualiza, se hace cuerpo y ojos, se hace Ninguno.” (Paz, Octavio, El laberinto de la soledad, Fondo de Cultura Económica, México, 2000, pp. 48-49). Según este mismo autor, el ninguneo se relaciona con el horror a la crítica y disidencia intelectual.

Acerca de juanrojomoreno

Profesor Titular de Psiquiatría Universidad de Valencia
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3 respuestas a RELIGIÓN Y CIENCIA -O- CIENCIA Y RELIGIÓN

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