CREATIVIDAD Y TRASTORNOS PSIQUIÁTRICOS


Isabel García-Carpintero  Coso.

No puedo incluso recordar cuando empecé a tener especial interés sobre este tema, ya que era muy joven. Siempre me ha llamado mucho la atención la personalidad inquietante, extravagante y atípica de muchas de las personas brillantes en algún área concreta.

Llevo tiempo observando a personas que son sobresalientes en ciertas materias y he podido comprobar que muchas de ellas tienen algo inusual. Algún tipo de comportamiento “raro” o que hay algo del conjunto de su personalidad que te llega a descuadrar; a veces es algo notable a primera vista y otras muchas detalles más superficiales. Con el paso del tiempo y sumando todas estas experiencias fui asociando personas altamente creativas con personalidades con cierto rango fuera de lo común.

Recuerdo un día hace mucho tiempo que estaba sentada en un banco de un parque leyendo un libro. Y enfrente de mí había un señor sentado en otro banco con apariencia muy extraña y descuidada. Llevaba una libreta en la mano derecha y un lápiz en la izquierda y parecía que estaba dibujando algo. Su comportamiento se asemejaba al de un loco, se levantaba de forma brusca, paseaba dando vueltas al banco, se volvía a sentar y dibujaba. Lo observé durante un buen rato y el señor seguía absorto en su profundo y extraño ritual. Al marcharme, inundada de curiosidad no pude evitar acercarme al señor y preguntarle si me podía enseñar su dibujo. El hombre visto de cerca parecía aun más extraño y raro, me dijo que mirase el dibujo y que me marchase porque le molestaba. Eché una ojeada rápida a la sucia libreta y me marché deprisa dándole las gracias. Ese hombre obviamente no seguía patrones psíquicos ni de conducta normales, seguro que padecía un trastorno psíquico. Pero ese día pude ver uno de los bocetos paisajísticos más asombrosos que he visto nunca.

A raíz de esto, no sólo me llamaba la atención la personalidad de la gente brillante, sino que también comencé a observarlo a la inversa. Talento creativo en personas con ciertos trastornos o patrones conductuales diferentes. Me fascinaba el hecho de descubrir si realmente existía una correlación. Muchas preguntas me invadían; ¿existirá una relación real entre tener un alto talento y padecer ciertos tipos de trastornos mentales o psiquiátricos?; ¿son todas las personas con alta creatividad maniáticos?; ¿es la psicopatología un requisito para ser un genio?, etc.

Sinceramente, y aun siendo un tema muy atractivo para mí, nunca me había detenido a ahondar ni a leer sobre esta cuestión de forma ordenada, a pesar de ser algo que tenía presente hacer antes o después. Y cuando miré los temas a elegir para realizar este trabajo y vi este título, me invadió una enorme alegría y sentí sin dudarlo que tenía aquí una bonita oportunidad para ponerme a profundizar sobre el tema que tanto me ha llamado la atención.

Aproximación conceptual

Antes de adentrarme en el tema, definiré los conceptos de psiquiatría y psicopatología y el de creatividad. Siguiendo a Vallejo, J. 1998, la psiquiatría se ha definido como una rama de la medicina, que se ocupa del estudio, prevención, tratamiento y rehabilitación de los trastornos psíquicos, entendiendo como tales tanto las enfermedades propiamente psiquiátricas como otras patologías psíquicas, entre las que se incluyen los trastornos de la personalidad.

Este mismo autor citando a (Guimón, 1982) establece que la psiquiatría alcanza su carácter científico a través de la psicopatología.

Acudiendo al diccionario de la R.A.E. definiremos ahora el concepto de psicopatología de forma escueta y clara como una ciencia que se encarga del estudio de las causas y naturaleza de las enfermedades mentales. Existiendo amplias diferencias entre el enfoque de la psicopatología basado en la psiquiatría y el enfoque basado en la psicología clínica. Estando el primero basado en la visión orgánica que envuelve la medicina moderna, dando mayor énfasis a aspectos de índole biológico que los puramente psicológicos. Y el segundo envuelve en su definición aspectos sociales y psicológicos.

Una vez analizados los conceptos de psiquiatría y psicopatología nos falta revisar a nivel etimológico el concepto creatividad.

La creatividad, imaginación constructiva o pensamiento creativo, es la capacidad de crear, de generar nuevas ideas o conceptos que habitualmente producen soluciones originales. En su materialización puede adoptar, entre otras, forma artística, literaria o científica, si bien, no es privativa de ningún área en particular (R.A.E). Debemos de matizar en esta conceptualización que los sujetos creativos pueden o no tener un índice elevado del cociente intelectual. Quiero decir, que puede haber sujetos muy creativos que no necesariamente tienen que tener un muy elevado coeficiente intelectual.

Revisión estudios significativos

A continuación, y una vez definidos los términos a nivel conceptual, expondré de forma escueta algunos de los estudios más significativos sobre el tema, para al final poder elucubrar las posibles conclusiones generales.

Claro está que hay que ser psiquiatra para poder profundizar a fondo sobre un tema tan amplio. Por ello, lo abordaré desde una perspectiva más general basada exclusivamente en la posible relación que pueda existir entre la creatividad y ciertos trastornos psiquiátricos basándome siempre en los diferentes estudios empíricos que me ha proporcionado toda la bibliografía revisada.

En cuanto tomé mi primer contacto con el tema a nivel de investigación, no fue difícil darse cuenta de que este tema ha sido motivo de estudio desde civilizaciones antiguas hasta nuestros días. Psiquiatras de todo el mundo han pensado y piensan que existe una verdadera conexión que va más allá de la coincidencia. Tenemos documentación que ha evolucionado desde la Grecia antigua hasta nuestros días. Ya Aristóteles afirmaba que los más destacados filósofos, artistas y políticos de su tiempo sufrían de melancolía. Y en su texto conocido como el problema XXX se hace la siguiente pregunta: ¿por qué razón todos aquellos que han sido hombres excepcionales, en lo que concierne a la filosofía, la ciencia del Estado, la poesía o a las artes, son manifiestamente melancólicos? Platón, en Phaedrus, describe cuatro tipos de locura: poética, profética, ritual y erótica.

Pero es en la Edad Media cuando de cierta manera se comienza a estructurar y consolidar la idea de que la genialidad se asocia a patología mental. Concepto que perdurará y evolucionará durante el Renacimiento, donde ser loco es ser humano y se hace arte de la propia locura. Fue en este periodo cuando Erasmo de Róterdam (1508), expone que la locura es semejante a los dioses por los dones que distribuye y que la más elevada sabiduría se logra por el camino de la locura. Este mismo autor defendía que será loco el que se salga de lo habitual y, si es un artista, mientras mayor sea su extravagancia, más aclamado será por el público.

Como vemos, históricamente se han asociado de cierta manera la locura y la genialidad. Pero fue más tarde cuando comenzaron los estudios empíricos más exhaustivos para determinar cómo era esa relación y porqué se establecía. Esto ocurrió concretamente en el siglo XVII, época en la que hay un cambio de paradigma en el estudio de la creatividad y su relación con la psicopatología. Debido a que se empieza a considerar a la primera como una variable que puede ser estudiada mediante el modelo científico, y no un don otorgado por lo divino como se creía hasta el momento. Así, Maudsley en 1867, replantea la paradoja de que si bien el genio es la máxima expresión de la potencialidad humana, también lo es de la anormalidad mental, y concluye que hay una neurofisiología “alterada” tanto en los individuos geniales como en los enfermos mentales (citado por Keynes, 1995).

Debido a la gran cantidad de obras y bibliografía revisada al respecto, y con el fin de ordenar la información extraída en este breve trabajo, me parece muy interesante exponer a continuación algunos de los estudios y autores más significativos en este campo de forma cronológica, para a posteriori analizar las tres importantes vertientes en que se dividen las investigaciones sobre creatividad y la psicopatología.

En el siglo pasado, el psiquiatra y criminólogo italiano Cesare Lombroso fue uno de los autores que más consecuentemente ha defendido la hipótesis que afirma que existe una estrecha relación entre la enfermedad mental y el logro creativo (ver Lombroso, 1891)

En 1959, Slater y Mayer hicieron notar que entre las personas creativas, especialmente entre los escritores y artistas, hay una gran incidencia de depresión y alcoholismo.

En la década de los 70´, la psiquiatra y profesora de la Universidad de Iowa Nancy C. Andreasen, co-autora también del Tratado de Psiquiatría (2003) y una de las investigadoras más influyentes en este ámbito de las últimas décadas, realizó un estudio con 30 escritores creativos y descubrió que el 80% de ellos había sufrido al menos un episodio de depresión mayor, hipomanía o manía. Nos explica que una característica común en la manía o hipomanía es el pensamiento inusualmente creativo y la productividad. El estado maníaco presenta un aumento de la frecuencia y fluidez de pensamientos, pero debido a la diferencia entre la fluidez cognitiva normal y la manía, los estilos de vida de los maníaco-depresivos en su fase maníaca es comparable a las de las personas altamente creativas, ya que biológicamente están en un estado de alerta con actitud inquieta y períodos de insomnio elevados. La percepción maníaca de la vida es un sin límites, se sienten capaz de cualquier cosa. Es como si las barreras de la población normal estuviesen mucho más alejadas. Por este proceso, explica Andreasen, la elevada capacidad creativa en las personas que sufren este tipo de trastorno.

Silverman (1985) intentó explicar la gran frecuencia con la que aparecen trastornos afectivos entre los sujetos considerados como geniales, y postula que el sujeto creativo elabora nuevas ideas durante la depresión y las realiza durante la hipomanía, por lo que propone emplear terapias creativas en este tipo de pacientes (citado por Ludwig, 1998).

Sandblom (1989), en su obra titulada Creatividad y Enfermedad, describe como la enfermedad en general, no sólo la psiquiátrica, afecta a la expresión creativa. Este autor interesado en el arte, desde una perspectiva médica intenta demostrar cómo la enfermedad influye en los procesos creativos. Encontrando en ciertos casos, no en otros, cómo algunos artistas han llegado al punto más alto de su obra cuando sufrían de enfermedad. Pone como ejemplo en este libro la frase de Nietzsche: “nunca me sentí más feliz conmigo mismo que cuando estuve enfermo”.

Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford hicieron un importante pequeño estudio que fue publicado en la Journal of Psychiatric Research (9 Nov. 2005). Demostraron por primera vez que una muestra de niños que padecían o tenían alto riesgo de padecer trastorno bipolar presentaba un índice de puntuación más alto en creatividad que la misma muestra de niños sanos. También encontraron que los niños con padres bipolares puntuaban más alto en índices de creatividad que los niños con padres sanos. Durante el mismo, los investigadores analizaron las características creativas en 40 pacientes con trastorno bipolar y la descendencia de 40 años, comparándolos con 18 adultos sanos y con 18 jóvenes sanos (entre 10 y 18 años). La mitad de los hijos de padres con trastorno bipolar también padecía trastorno bipolar, la otra mitad tenía déficit de atención con hiperactividad, lo que parece ser un signo temprano de trastorno bipolar en los hijos de padres con la enfermedad. Los pacientes del estudio recibieron evaluaciones psiquiátricas y luego completaron la Escala de Arte de Barron-Galesa, o BWAS, una prueba que tiene por objeto garantizar una medida objetiva de la creatividad mediante respuestas de “me gusta” o “no me gusta” a preguntas de diversa complejidad y simetría y basada en el hecho de que los sujetos creativos tienden a rechazar los parámetros simples y simétricos. Los investigadores encontraron que los padres bipolares tenían un 120 por ciento más alto en puntuaciones “no me gusta” que los padres sanos. Así, lo mismo ocurría en los jóvenes que tenían de 91 a 107 por ciento más alto en respuestas “no me gusta”.

Los resultados de este estudio defienden y apoyan una asociación entre la enfermedad bipolar y la creatividad y pretenden establecer una línea de comprensión de los mecanismos de transmisión de la creatividad en las familias con predisposición genética para la enfermedad bipolar. Por último, también encontraron una relación entre la duración de la enfermedad bipolar y la creatividad, de modo que cuanto más tiempo un niño está enfermo o en estado maníaco, menor es la puntuación de desagrado en BWAS. Pero en este sentido hay que seguir investigando ya que está demostrado que las puntuaciones de desagrado de esta escala tienden a disminuir con la edad.

Al establecerse relaciones de tipo hereditario, los investigadores en general señalan que la creatividad y el trastorno bipolar pueden tener importantes componentes genéticos que se transmiten en conjunto inter-generacionalmente. Pero este estudio tan sólo abre las puertas hacia un camino que debe de seguir explorándose con nuevas investigaciones.

Análisis de las vertientes en que se dividen las investigaciones sobre creatividad y psicopatología

Pasemos a analizar las tres vertientes de estudio en las que se dividen las investigaciones sobre la creatividad y psicopatología, que surgen de la necesidad de estudiar este tema de forma más específica con un mayor orden y rigor científico a raíz de la evidencia de la relación existente entre estos dos parámetros. Me voy a basar en la clasificación que presentan Rosa Aurora Chávez y Mª del Carmen Lara en su publicación para la revista Salud Mental (Oct., 2000) sobre creatividad y psicopatología.

La primera estaría formada por los estudios biográficos. La segunda por los estudios que se hacen acerca de la psicopatología de los sujetos actualmente creativos. Y la última los que tratan acerca de la creatividad de los pacientes psiquiátricos.

Entre los autores más significativos de la primera vertiente encontramos a Juda (1953) que estudió los registros biográficos de 294 genios alemanes descubriendo que el 27% de los artistas y el 19% de los científicos habían padecido neurosis o trastornos de personalidad, tasa mayor de la esperada en la población general (10-12%). Pero a su vez encontró muchas personas brillantes que no aparentaban síntomas, por lo que concluye que la relación no es total. Ludwig (1990) comparó las biografías de 1.005 individuos creativos del siglo XX y pertenecientes a la “civilización occidental”, aplicando una serie de parámetros para el estudio. El autor observó que de entre todos los grupos, los que más presentaban síntomas claros y evidentes de psicopatología eran los artistas y atletas. Kay Jamison es otra de las investigadoras más significativas en este campo de estudio. En 1993 publicó un libro titulado “Marcados con Fuego: la enfermedad maníaco-depresiva y el temperamento artístico”, donde analizó diversas biografías bajo la tesis de que hay una asociación biológica entre la creatividad y el trastorno bipolar. Y notó que entre los artistas era más frecuente la incidencia de trastornos afectivos, principalmente de tipo bipolar.

En la segunda vertiente se agrupan las investigaciones sobre la psicopatología de los sujetos actualmente creativos. Se plantea un estudio directo de los sujetos creativos que aún viven, empleando diferentes instrumentos y criterios de diagnósticos.  Ludwig comparó a 59 escritoras con 59 mujeres de su misma edad y región geográfica. Se les hizo contestar inventarios estandarizados y varios parámetros de estudio para identificar psicopatología tanto en sujetos estudiados como de sus familiares de primer grado (ver Ludwig, 1994). El autor encontró mayor incidencia de trastornos afectivos, uso de sustancias, ansiedad y trastornos de alimentación en las escritoras y sus familiares. Por otra parte, en los familiares de este grupo también encontró un mayor grado de creatividad. Aunque concluyó que el estudio demuestra que hay relación entre creatividad y psicopatología, no explica el papel de los factores ambientales ni el sentido de esta asociación (citado en el artículo creatividad y psicopatología de Chávez y Lara). Otras contribuciones dentro de este grupo son las ya mencionadas de Andreasen en 1987 cuando estudió a 30 escritores y demostró la correlación positiva entre la incidencia de trastornos afectivos y el hecho de que algunos de sus familiares de primer grado fueran creativos.

Por último, la tercera vertiente agrupa estudios sobre la creatividad en los pacientes psiquiátricos. Esta sería una forma de evaluar la relación desde un sentido opuesto. Los pioneros en cierto modo de esta retrospectiva fueron Jamison y cols,  que en 1980  evaluaron a 61 pacientes con diagnóstico de trastornos afectivos y midieron si nivel de creatividad y su forma de reaccionar a diferentes problemas creativos. Los autores concluyeron que sin duda hay una asociación positiva entre la aparición de síntomas hipomaníacos y el incremento de su actividad productiva.

Tras varias investigaciones en este sentido, y ver en prácticamente todas ellas que los pacientes responden con alto nivel de creatividad a diferentes situaciones planteadas. Se establece la pregunta:

¿Qué sucede cuando se estimula la creatividad en los pacientes psiquiátricos?

A raíz de esto numerosos autores comenzaron a investigar sobre esta línea de acción y concluyeron en que el uso de la creatividad como terapia para pacientes con trastornos psiquiátricos podría ser mucho más positivo de lo que se pensaba hasta el momento (véase Steinberg y cols. 1991, Richards y cols. 1992, Berrettini y cols. 1997).

Conclusiones

Llegados a este punto, sería impensable concluir diciendo que no existe una correlación entre creatividad elevada y trastornos psiquiátricos. La pregunta clave sería:

¿Los síntomas de la psicopatología ayudan a desarrollar la capacidad o pensamiento creativo?

Bien, parece que es afirmativo acudiendo a los estudios mencionados, pero viéndolo desde el lado opuesto, ¿se puede ver a la creatividad como un factor de riesgo para desarrollar psicopatología?

Para poder entenderlo mejor me parece muy interesante mencionar las contribuciones en este campo concreto de Dabrowski (1964, 1967, 1973) citado en la publicación de Chávez y Lara, 2000. Este autor introdujo el concepto de sobre-excitabilidad, que se caracteriza por una sobre-reacción consistente en la respuesta a los estímulos internos y externos. En su teoría de la “Desintegración Positiva” sugiere que ciertas personas tienen un alto potencial de desarrollo, y la sobre-excitabilidad es un aspecto crítico de ese potencial. Por lo que concluye que lo que sería patológico en una persona con un pobre potencial de desarrollo podría no ser psicopatológico en otra persona con una gran potencial (ver Chávez y Lara, 2000). Entender esta teoría nos ayudará a entender por qué algunas personas pueden tener una elevada productividad creativa a la vez que presentan síntomas propios de trastornos psiquiátricos.

Una conclusión también muy importante es tener en cuenta el planteamiento del uso de parámetros creativos como terapia en pacientes con psicopatologías.

Si tenemos claro que creatividad y psicopatología están íntimamente correlacionadas, ¿podríamos afirmar que locura y genialidad es lo mismo?

La respuesta a esta cuestión es negativa ya que existen muchos casos en los que los individuos creativos son completamente sanos y otros casos en los que la psicopatología inhibe más que ayuda la capacidad creativa. Sería más acertado decir que la creatividad comparte ciertos signos cognitivos con síntomas específicos de ciertas psicopatologías.

Para finalizar, y como hemos mencionado anteriormente quedan muchos caminos abiertos por explorar y muchas variables confusas en este fascinante y complejo estudio.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

-ARISTÓTELES: El hombre de genio y melancolía. Problema XXX, Barcelona, El Acantilado, 2007.

-ANDREASEN, N: Creativity and mental illness: Prevalence Rates in writers and their first degree relatives. Am J Psichiatry, 144:1288-1292, 1987.

-ANDREASEN, N. GELDER, M. LÓPEZ J: Tratado de Psiquiatría. Tomo I. Psiquiatría editores. Barcelona, 2003.

-CHÁVEZ, R. LARA,C: La creatividad y la psicopatología. Publicación Revista Salud Mental V.23. México, 2000.

-ERASMO DE ROTTERDAM: Elogio de la Locura. Ed. Mediterráneo, 24-58, Madrid, 1973.

-JAMISON, K: Marcados con Fuego: la enfermedad maníaco-depresiva y el temperamento artístico. The Free Press. Nueva York, 1993.

-JUDA, A: La relación entre capacidad mental elevada y anormalidad psíquica. 1949.

-KETTER, T: Stanford University Research. Publicación ScienceDaily (Nov 9, 2005)

-KEYNES, M: Creatividad y psicopatología. Lancet, 345: 138-139, 1995.

-LOMBROSO, C. The man of Genius. London, 1981.

-LUDWIG, AM: Creative achievement and psychopathology: comparison among professions. Am J Psychotherapy, 46: 454-469, 1992.

-PLATON: Diálogos. Universidad Nacional México.289,375, México,1992

-VALLEJO, J: Introducción a la psicopatología y la psiquiatría (4º edición). Ed. Masson. Barcelona, 1998.

Acerca de juanrojomoreno

Profesor Titular de Psiquiatría Universidad de Valencia
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2 respuestas a CREATIVIDAD Y TRASTORNOS PSIQUIÁTRICOS

  1. Mercedes dijo:

    Genial!!
    Sólo un detalle: en el párrafo que hace referencia a ‘estudios empíricos’…, estos no son «exhaustos» sino «exhaustivos».

    Me gusta

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