TEOSOFÍA: REVOLUCIÓN Y EVOLUCIÓN


Juan Rojo Moreno

            Cuando un niño pequeño dibuja un elefante, lo caracteriza como un animal grande, corpulento, con trompa, cuatro patas y dos colmillos largos que son los de marfil. En esencia ahí está para el niño “todo lo que es el elefante». Auque realmente sabemos que un elefante es mucho más; que en él se concretan hábitos e instintos milenarios, costumbres sociales, psicología grupal, y aspectos sobre los que aún hay varias hipótesis y no se sabe realmente por qué lo hacen, como es ir a morir a un cementerio “de elefantes” [1]

El dibujo que nos hacemos actualmente del “ser humano” no difiere mucho del esquema básico o simple -a pesar de tanto que hemos avanzado- que el niño hace del elefante. Sabemos que el Ser Humano tiene “inteligencia” (que no es siempre fácil  definir), emociones (que no entendemos bien), capacidades (que tampoco sabemos hasta donde llegan) e incluso vivencias místicas y sentido de la trascendencia, sobre lo que seguimos discutiendo una y otra vez. Realmente sabemos muy poco de la totalidad del Ser Humano, y cada vez más de sus partes. Es como si nos hubiéramos metido en un bosque y progresivamente conociéramos más –incluso microscópicamente- los árboles, los detalles de sus células vegetales, etc. pero no acabamos de conocer la dinámica del funcionamiento global del bosque como holosistema, como sistema global dinámico.

Leyendo un libro de Teosofía [2] me ha llamado la atención que allá, a principios del siglo XIX, cuando se retoma este concepto de Teosofía [3] y se crea la primera Sociedad de Teosofía, las ideas fundamentales que elaboran (eliminando muchas e importantes variables diferentes por el contexto histórico en que se produce este movimiento teosófico) ya se planteaban intentar conocer “científicamente” una serie de hechos paranormales, apariciones, movimientos de cosas, poderes psíquicos, etc. Y que se apartó esta corriente del espiritismo y del ocultismo, fundamentalmente por la convicción de intentar unir estos conocimientos con la ciencia: “mientras  los miembros de la sociedad se mantengan en los límites de sus estudios filosóficos y científicos” (escribía el gobernador de la India). [4]

Se define la Teosofía (del griego θεός, Teo = Dios y σοφία, sophos = sabiduría) como un movimiento filosóficoreligiosocientífico de la cosmología esotérica, que dio origen al Teosofismo el cual establece tener una inspiración especial de lo divino por medio del desarrollo espiritual.

Helena Petrovna Blavatsky (H.P.B la designaban los teósofos) (1831-1891) al parecer con especiales capacidades paranormales,[5] y el Coronel  americano Henry Steel Alcott crean la primera Sociedad Teosófica, en Nueva York, en 1875. Aunque funcionó en parte como una logia, al mismo tiempo – señala J. Lantier- mantenía relación con los científicos americanos más importantes de la época.

Buscando estas “verdades universales humanas” intentó un equilibrio entre Occidente y Oriente.[6] Pero lo más importante es que en el desarrollo de su propuesta teosófica este movimiento que quiere ser integrador de las diversas religiones, culturas y ciencias, no solo hizo hipótesis o escritos sino que consiguió en su época una corriente de adhesión de diversas clases intelectuales y sociales, e incluso adquirió una gran popularidad social, atreviéndose en aquella época a preconizar no solo la liberación de la mujer, sino también la creación de un verdadero poder femenino. Es decir, supo dinamizar la “Filosofía” hasta hacer de ella una estructura empírica social, viva y actuante, en la población de su época; y no solo en Asia, sino también en Europa y parte de America.

El movimiento teosófico supo intuir en la concepción del Todo Humano que tanto la religión, como la cultura, la ciencia, pero así mismo la magia (sin que la teosofía se identificara con la magia) y el ocultismo o el espiritismo (los teosofistas dejaron clara su separación de los grupos ocultistas y espiritistas en un congreso en Paris en 1889)  nos enseñaban, nos mostraban “puertas” de conocimiento a la esencia de la humanidad. Por esto decía H.P.B “es un insulto a la naturaleza humana deshonrar la magia y las ciencias ocultas llamándolas impostoras. Pensar que durante tantos milenios  la mitad del género humano ha practicado la mentira y el fraude equivale a decir que la raza humana se halla casi exclusivamente compuesta por malhechores o idiotas incurables”.

Pensemos, en la actualidad, en la cantidad de personas que aún hoy siguen yendo a curanderos, “sanadores” o que llaman telefónicamente a programas televisivos para que una “adivinadora” les diga a través del tarot o de las cartas, el futuro o si les va a ir bien en sus negocios o en su vida amorosa, y todo esto en los países más civilizados y cultos de nuestro planeta. Debemos suponer que a alguien le debe ser útil, pues de lo contrario no existirían esos programas. Recuerdo haber visto en la televisión a un famoso “médium, futurólogo…” que decía más o menos literalmente que si tenías problemas en tu negocio lo que tenías que hacer era poner un cubo de agua una noche bajo la luna llena para que así se “imantara” el agua (sic) y al día siguiente con ese cubo lleno de agua “imantada” regar alrededor de tu establecimiento y seguro que así mejoraría tu negocio. Evidentemente si a alguien le funcionó no fue por la “imantación” del agua, pero tampoco puedo asegurar que no le funcionase a nadie.

Cierto, que ahora no es el momento de hacer una valoración detallada de lo que fue el movimiento Teosófico durante el siglo XIX y principios del siglo XX, teniendo grandes variaciones, ramales, y por eso no se puede definir ni como una religión, ni una filosofía, ni una teoría. Influyó en personalidades importantes como Gandhi, o Steiner (que se separó de la Teosofía y creó en Alemania su propio pensamiento denominado Antroposofía que a su vez tuvo gran influencia social) o en Krishnamurti (que fue criado e instruido, con permiso de sus padres, por la Sociedad Teosófica, hasta que a partir de 1922 rompe progresivamente con ellos, difundiendo una nueva enseñanza filosófica inspirada en las ideas humanitarias de la teosofía pero liberada de cualquier creencia sobrenatural y de especulaciones metafísicas). Pero lo que sí que significó el movimiento teosófico fue un esfuerzo por abrir desde la metafísica (fundamentalmente budista, aunque esto no fuese admitido explícitamente) y la moral, la búsqueda de los principios más sagrados de la humanidad.

Y por esto la gran esperanza de Helena Blavatsky era influir en las élites de todos los países del mundo para llegar a conseguir los tres fundamentos: liberación del ser humano, fraternidad y la paz universal. Estimaba que haría falta 100 años para que estas ideas maduraran, y profetizó que entre 1975 y el año 2000 gracias a la teosofía se conseguiría invertir las coordenadas del mundo moderno, y la humanidad alcanzaría esas metas deseadas (evidentemente hoy podemos decir que su profecía no se ha cumplido). Esa idea de entusiasmar a toda la población para conseguir un avance en la maduración humana que destruiría las fuentes del crimen, de la inmoralidad, de la explotación del hombre por el hombre, del racismo…es la parte vital y activa del movimiento teosófico que tanto apoyo consiguió en su momento.

He titulado este ensayo “Teosofía: Revolución y Evolución”, porque durante el siglo XIX y principios de XX, independientemente de sus postulados originales, que actualmente en nuestro contexto inter-cultural se hacen más relativos, en aquellos momentos fueron revolucionarios, con grandes controversias frente a la iglesia católica, frente al conservadurismo existente y a la moral conservadora; como indica J. Lantier, en la mayoría de los países, la Sociedad Teosófica y sus disidencias, han intervenido de manera muy significativa en la vida política y social, en la ideología filosófica y religiosa, y en la evolución de la política internacional. Influyó en los movimientos anticolonialistas, en la independencia de India, en la introducción del budismo, brahmanismo y del yoguismo en occidente, en el ecumenismo religioso, la contestación de los dogmas de las iglesias, en los avances del feminismo, etc.

Es cierto que  el movimiento teosófico en ciertas etapas se rodeó de eminentes científicos de su época y que realmente aunque  propugnaba unir filosofía, religión y ciencia, no hizo aportaciones interesantes desde la perspectiva científica sino que más bien propuso un “método científico subjetivo” separándose de la ciencia oficial del momento.  Pero fue muy avanzado al postular que el objeto solo existe en función del observador. Esta concepción que entonces fue despreciada, realmente fue un gran adelanto si tenemos en cuenta que en su época no se conocía la ciencia atómica; Max Planck, Einstein o Heisenberg aún no habían elaborado las teorías que cuestionan el racionalismo científico que estaba limitado a los principios de Newton.

¿Y en la actualidad?

¿Qué podemos obtener de esta importante aportación histórica que se dividió, en fracciones irreconciliables, perdiendo la fuerza unitiva y vital que tenía en aquella época hasta ser prácticamente desconocida en nuestros tiempos?

Desde 1924 y ya definitivamente en 1950 la Sociedad Teosófica se transformó prácticamente en una obra filantrópica y en un núcleo intelectual.

Comenta Omar Lazarte [7] como cuando Krishnamurti rompió con la sociedad Teosófica creando sus propias enseñanzas para que cada uno encontrarse su Maestro Interior no había realmente discrepancias. Los teósofos seguían siendo útiles para los discípulos que estaban necesitando los principios fundamentales de universalidad y la conjunción de la ciencia y la mística de Oriente y Occidente, y por su parte los seguidores de Krishnamurti estaban ya preparados para andar solos y transitar “por la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido”.

Pero ahora, en nuestra actualidad debe ser posible aunar ambos caminos en un sendero común.

En nuestros tiempos en donde la vida “practica”, el ocio (Dennis Gabor ha hablado de nuestra época como la Edad del Ocio) [8], la “razón” (a veces obtusa) y la técnica, es lo que impera, y aun así cada vez el mundo es desconcertantemente, en su conjunto, más desastroso y más desigual, ¿quizá no debemos de nuevo plantearnos el conocimiento efectivo no solo de los elemento constituyentes del ser humano  (conocer cada vez mejor su genética, hacer cada vez mejor la cirugía y nuevas pruebas e investigaciones sobre órganos concretos, conocer mejor la técnica práctica psicológica, etc.) sino además, volver a poner el conocimiento también efectivo en eso “otro” que sabemos que existe y que  incluso un prestigioso científico, como Ervin Laszlo, en el mismo libro que habla del Cambio Cuántico, describe como su “comunicación más allá de la tumba”?

Igualmente, Michael Brooks [9] nos refiere un sin fin de científicos que para alcanzar su visiones geniales no solo han tomados diferentes drogas para vivenciar otros niveles de conciencia o sensibilidades, que les abrieran puertas a estados de comprensión que en sus niveles lógicos analíticos no alcanzaban; incluso en el caso del científico Girolamo Cardano que en el Siglo XVI desarrolló el concepto de números imaginarios y una parte vital de las teorías del electromagnetismo…confesó antes de morir que “su fuente” eran los “servicios de mi espíritu asistente” y seguía los consejos de este asistente.[10]

Ciertamente, podríamos poner muchos ejemplos más y hoy en día diremos sin lugar a dudas que no hay verdad en el ocultismo ni en espiritismo si lo separamos del nosotros mismo real. La intuición -y muchas veces ésta unida a la necesidades y angustias- es lo que hace que muchas personas se acerquen al ocultismo y al espiritismo. Evidentemente, como he dicho, la intuición, la angustia, el miedo y la vivencia de indefensión, pero también no nos olvidemos que la “necesidad de conocer” qué es y que le pasa al propio Ser Humano le acerca a estas experiencias que la ciencia oficial rechaza completamente.

¿Pero cómo es que a algunas personas estas “chapucerías”, les son útiles?

¿Solo por la sugestión?, ¿por casualidad? [11]

            Franz Anton Mesmer, el llamado “doctor “magnetizador”, (Siglo XVIII) consiguió grandísimos éxitos y popularidad mediante su influencia “magnética” (sugestión, hipnotismo). ¿Pero cómo influye la sugestión, la hipnosis, o el placebo que diríamos hoy).

Tras el camino del logos tenemos que estar abiertos a conocer nuevas potencialidades humanas dentro de una nueva cosmo-acción efectiva. [12]

Quizá ha llegado el momento para que de nuevo se ponga la ciencia actual, ahora más avanzada, al estudio intensivo de Hombre Completo, y no aplique solo su método al conocimiento cada vez más exhaustivo de sus importantísimos “detalles”,  sino que -como en el ejemplo del bosque que poníamos al principio de este escrito-, vuelva la ciencia con su método -y un nuevo paradigma- a intentar entender el dinamismo completo del “todo” del hombre, como una Nueva Ciencia [13].

La ciencia ha avanzado suficientemente como para evitar prejuicios sobre realidades que aunque no pueden ser entendidas según su clásico método científico, hasta ahora imperante,  no por eso dejan de ser realidad existente y actuante.

Un movimiento teosófico como apareció en el siglo XIX quizá tendrá que renacer en los albores del siglo XXI, de forma nueva, en base a  las nuevas perspectivas y conocimientos del Ser Humano y del cosmos que ahora tenemos, para ser capaz de crear una nueva concepción del mundo real y actuante a partir de lo que nos aporta la religión (una realidad humana), los hechos paranormales (otra realidad humana) y las vivencias trascendentales (otra realidad humana) en el camino de nuestra evolución.  El libro que he comentado de Jacques Lantier se titula “La teosofía, la otra ciencia”. Quizá ahora con los avances que la humanidad ha realizado en los últimos 150 años tendríamos que titular un libro parecido “La evolución del hombre en el cosmos:la Teosofía desde la nueva ciencia”.

Claro, si en el progreso humano nos acercamos a la meta de esta teosofía evolucionista, esto supondrá que desaparecerá la propia teosofía, las religiones y la nueva ciencia. Pues hallaremos al Hombre Completo en el que la ciencia le ha facilitado encontrar a su Maestro Interior y este no está fuera de la Ciencia. Yo no puedo atreverme a decir si esto ocurrirá dentro de 100 o 200 años como hizo Helena Petrovna Blavatsky;  a mi no me hablan los Antiguos Maestros como le hablaban a ella y no soy tan optimista como ella lo fue.


[1] Aunque  hoy en día se explican muchas de estas “acumulaciones” de esqueletos de elefantes por diversos motivos,  no todo está tan claro en relación con las “emociones “ de los elefantes; por ejemplo se conoce que “ante la muerte” muchos acompañan o velan a los cadáveres.

[2] La Teosofía. La otra ciencia .Jaques Lantier. Editorial Martínez Roca, Barcelona, 1978

[3] El primer filósofo creador en el siglo III de la escuela neoplatónica llamada Teosofía  fue Ammonius Saccas,  y sus discípulos se hacían llamar filaletas, “amantes de la verdad”.

[5] Sus obras principales  fueron “Isis sin velo”  “La doctrina secreta” y “La voz del silencio”. Sus presuntos poderes paranormales fueron puestos en entredicho en una investigación  realizada en 1885 por la Sociedad de Investigaciones Psíquicas de Londres, pero posteriormente en 1975 esta misma sociedad hizo pública una rectificación oficial de aquella investigación que no fue muy rigurosa.

[6] Ciertamente recoge la mayor parte de su filosofía del budismo, pero pronunciaban: “entre los budistas trabajamos para el budismo, entre los cristianos trabajamos para el cristianismo y entre los hindúes trabajamos para la religión hindú”.

[7] Comunicación personal 2012.

[8] Gabor D. Inventing the future. Secker and Warburg, 1963.

[9] En su libro Radicales Libres. Editorial  Ariel , 2012

[10] Citado por Michael Brooks

[11] Una buena amiga, a quien le di a leer este articulo antes de publicarlo, me insinuó que quizá debiera dejar claro que no estoy defendiendo que se  recurra a los horóscopos y a la magia; y cierto así es. No defiendo esto. Pero sí que me planteo ¿por qué siguen existiendo estas prácticas que dan tan buenos beneficios económicos? ¿Qué necesidades existenciales humanas tienen muchas personas de las sociedades más avanzadas, que este mundo lleno de ciencia, ocio y bienestar no acaba de satisfacer? No hablo realmente de la magia ni de los horóscopos en sí, sino de quienes van a recibirlos. Del impacto que estas prácticas pueden tener en ellos ¿pueden movilizar en algunos casos fuerzas internas efectivas?  Por lo tanto lo que me planteo es que ciertas personas buscan “otras” puertas, “otros caminos” que den seguridad y sentido a su existencia,  (caminos buenos o malos  no lo se, no entro en valoraciones morales ni éticas) y que la estructura empírica social “oficial” no es capaz de dar.

[12]  Quizá a través de  la aparente  simplicidad subatómica  podamos conocer más del Todo Humano y entender más las “sombras” que todos estos fenómenos aportan al conocimiento de la hasta ahora “todopoderosa ciencia”. Todo esto puede que esté, no en los espíritus ni en fuerzas sobrenaturales, quizá no sea más que nosotros mismos que no nos conocemos, en nuestra “Totalidad Humana”. Y hay muchas vías para esta conocimiento activo. Por ejemplo una vía podría ser la que desarrollé  en un ensayo: https://juanrojomoreno.wordpress.com/2011/09/18/momento-evolutivo-de-la-enfermedad-psiquica-y-su-curacion-troponeoporesis-hacia-un-nuevo-pasaje-therehering/

[13]  Evidentemente, cuando he escrito la palabra “hombre” me refiero al ánthrôpos (griego), al homo (latín), término que significa `humano´ y que por lo tanto abarca a los dos sexos, tanto masculino como femenino. Como señala el Diccionario la Real Academia de la Lengua Española, bajo esta acepción se comprende a todo el género humano.

Acerca de juanrojomoreno

Profesor Titular de Psiquiatría Universidad de Valencia
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